El evento que reúne a lo mejor de la historia del automovilismo mundial en el Hipódromo de San Isidro se ha convertido en el referente sudamericano en la exposición y disfrute de autos clásicos. Ya en su duodécima edición, Autoclásica contó con más de 900 automóviles, motos, utilitarios, colectivos, lanchas y vehículos militares, de entre 30 y más de 100 años de antigüedad.
Como todos los años, el jurado eligió al vehículo que mejor representa el espíritu de la muestra destacando su belleza, armonía de líneas, su óptimo estado de restauración y su relevancia histórica. El elegido fué un Stutz Roadster Le Baron de 1929 (foto de portada), un vehículo norteamericano cuya principal innovación fué la caja puente en la transmisión, marca registrada del fabricante estadounidense. Esta unidad en particular fué importada en su momento por el legendario boxeador argentino Luis Ángel Firpo.
Con respecto a las 300 motos de la exposición, la destacada fue una Matchless G50 de 500cc del año 1961. También se entregó el “Premio Germán Sopeña” al mejor automóvil deportivo contemporáneo votado por los periodistas, cuyo ganador fue un llamativo y pequeño Lancia Stratos HF de 1974.
A pesar de un fin de semana meteorológicamente amenazante, el público se hizo presente en el boulevard del Hipódromo de San Isidro y disfrutó junto con la familia de una imponente colección de autos clásicos, con el aditamento de embeberse de la rica historia automotriz mundial y nacional, además de asombrarse con la inmensa cantidad de autopartes clásicas exhibida en la feria lindante.
La mejor moto de Autoclásica, una Matchless G50 de 1961:
El Lancia Stratos HF de 1974 elegido por los periodistas: