Con los primeros calores del verano, al viajar en auto optamos por tener las ventanillas bajas o poner el aire acondicionado para no sufrir del calor. Pero al hacer esto surge una pregunta: ¿En cuál de ellas se consume más combustible?
Para contestar este interrogante hay dos factores a considerar. El primero tiene que ver en cómo trabaja el compresor de tu auto y cuánto combustible extra requiere el motor para mantenerlo en funcionamiento. El segundo, es la resistencia al viento del vehículo. La mayoría de los autos modernos están diseñados para ser relativamente aerodinámicos, lo que les permite cortar el aire con un mínimo de oposición.
Sin embargo, cuando un vehículo tiene las ventanillas bajas, el aire penetra causando una resistencia que no existía cuando estaban cerradas. Esto es como si se abriese un paracaídas, atrapando el aire y causando una inmensa resistencia, suficiente como para reducir la velocidad.
Así que ¿La resistencia del viento afecta más la economía de combustible que el aire acondicionado?
Cuando usar el aire acondicionado
Según un estudio realizado por la Society of Automotive Engineers (SAE) en EE.UU., manejar con las ventanas arriba y tener puesto el aire acondicionado es la manera más eficiente para ahorrar combustible. No obstante, hay una circunstancia en que no lo es.
Cuando se conduce a velocidades superiores a 88.5 Km/h con las ventanas bajas, la eficiencia del combustible se reduce en un 20% o más. Aunque cabe aclarar que usar el aire acondicionado también disminuye el ahorro del combustible, pero en menor medida. Enfriar el aire a través del compresor sólo afecta el rendimiento en un 10%.
Por lo tanto si viajás a velocidades mayores a las mencionadas, lo mejor es usar el aire acondicionado. Pero, ¿Qué pasa a menor velocidad en traslados cortos?
Cuando usar las ventanas abiertas
Al manejar a velocidades bajas,usás menos combustible apagando el aire acondicionado y bajando las ventanas. Es más eficiente hacer esto dado que la resistencia al viento disminuye por la reducida velocidad del vehículo.
A medida que se incrementa de velocidad, aumenta la oposición del viento. Pero ésta no se incrementa de manera lineal, sino exponencial. Por ejemplo, si estuvieras viajando a una velocidad de 110 Km/h, hay en realidad cuatro veces más de fuerza sobre el vehículo que cuando manejas a 55 Km/h. Así que si la velocidad del vehículo se duplica, la resistencia se aumenta cuatro veces.