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Renault Clio Mio a prueba

El inmortal compacto francés cambia de cara y se prepara para transformarse en el primer 0 km de los argentinos. ¿Está bueno?

Renault Clio Mio a prueba

 

En algún momento de los 90s Renault era la marca más deseada y de avanzada del país, combinando productos modernos presentados casi al unísono con Europa y campañas publicitarias fuera de lo común.

El Clio fue uno de los abanderados del rombo, lo vimos en su primera generación, y en su segunda, que luego se actualizó cambiando, entre otras cosas, su frontal. Sin embargo, a partir de ese momento el compacto se limitó a recibir “upgrades”, mientras en el Viejo Continente debutaba la 3ª generación.

Casi coincidiendo con la llegada del Clio 4 en Europa, Renault presenta al Clio Mio, nombre bien escogido ya que no se trata de un Clio completamente nuevo, sino de un retoque al modelo conocido, que ahora se propone como un auto de entrada de gama, y de gran volumen gracias a su precio competitivo.

 

Diseño

Estéticamente se mantiene igual, cambia la gráfica de las luces traseras y aparecen llantas de 13” (de aleación en la unidad probada) que lucen pequeñas, especialmente teniendo en cuenta que la mayoría de los compactos actuales usan aros de 14”, incluyendo a la anterior encarnación del Clio antes de la llegada del Mio.

El frontal representa el principal cambio adquiriendo los nuevos lineamientos globales de Renault que apuntan a la seducción con líneas suaves y curvas. Los faros respetan el formato del perímetro exterior y cambian cerca de la parrilla donde ahora presentan una ochava. La parrilla superior es reemplazada por una gruesa boca negra que resalta en el centro el rombo prolongando su formato hacia el capot y el paragolpes.

Apuntado a clientes jóvenes, el Clio Mio resalta las posibilidades de personalización con diferentes elementos, como el decorado del techo presente en nuestra unidad, que se trata de una pegatina colocada sobre la chapa. Otras opciones se pueden explorar visitando el sitio de la marca e incluyen molduras deportivas, colores para retrovisores, protectores laterales y decorados del interior.

 

Interior

Chico por fuera…, en realidad la concepción de este Clio se remonta a muchos años atrás cuando los compactos eran realmente compactos, y por ello el espacio interior no es magnánimo, aunque correcto. Se agradece que, en la carrocería de 3 puertas, los asientos delanteros se reclinen y corran hacia adelante para facilitar el acceso a las plazas posteriores.

La calidad de plásticos deja mucho que desear, especialmente en la textura de la parte superior del tablero. Juntas, empalmes y bordes necesitan una pulida profunda, con luces y rebabas. En algunos lugares queda expuesto el ahorro en pos de mantener bajo el precio, por ejemplo: las contrapuertas sin tela, las torrertas de suspensión descubiertas en el baúl,  el cambio del botón eléctrico del portón por uno convencional, o la llave que abandona el botón del cierre a distancia y lo coloca en un segundo comando que es opcional. Dicho esto hay que agregar que todo suena robusto, aunque hay algunos chirridos, y el tapizado de las butacas es bueno y atractivo.

La ergonomía siempre fue un factor peculiar en los autos franceses y el Clio Mio no escapa a esto, aunque sea producido en Argentina. Para comenzar, la parte central del tablero está desfasada respecto de la consola de la palanca de cambios, las balizas y el cierre central, dos elementos que tiene que estar cerca, están muy abajo y lejos del conductor. El resto es simple y hay un buen repertorio de guarda objetos.

 

Dinámica

Al igual que su antecesor, el Clio Campus, el Mio conserva el motor 1.2L de 16V, con 75 CV a 5.500 rpm. En marcha hace un buen trabajo, aprovechando el bajo peso del auto, aunque es mejor no quedar en el cambio equivocado si se necesita reacción veloz, ya que da lo mejor de si sobre los 3.500 giros, cuando entrega su torque máximo de 105 Nm.

El volante es similar al del Sandero, grande y extrañamente convexo, o sea más salido en el centro que en aro. Tanto la dirección como la palanca de cambios tienen un accionar gomoso. Las suspensiones están enfocadas hacia el confort, aprovechando en ciudad el perfil alto de las cubiertas. En ruta esto se traduce en correcta estabilidad en rectas y un rolido marcado cada vez que se gira el volante.

En caminos abiertos, el pequeño 1.2L se las arregló para alcanzar los 170 km/h. Esto se debe en parte a una relación de 5ª corta que requiere poco más de 4.000 rpm para viajar a 130 km/h de velocímetro, unos 124 reales. Pese a ello sorprendió la insonorización de la cabina que, si bien no es hermética, resulta buena para un compacto con enfoque económico.

 

Conclusiones

El Clio Mio se renovó pero con un enfoque muy claro, conquistar la entrada de gama, y esto se nota en varios detalles como los materiales y acabados del interior, o la ausencia de equipamientos que siempre ofreció el modelo, como espejos y ventanillas eléctricos. Por otro lado, el consumo de combustible es muy bajo, pudiendo lograr fácilmente más de 10 km/L en ciudad.

Si lo que se busca es “satisfacción” detrás del volante, esta no es la opción, pero si querés una manera cómoda y económica de desplazarte, entonces el Clio Mio puede ser una de las mejores maneras de llegar al tan ansiado 0 Km.

Hernando Calaza. Fotos: Ezequiel Las Heras recomienda