En 1976, el Torino volvió a agiornarse, la cupe TSX reemplazó a la gama TS y GS, extendiéndose su comercialización hasta 1979. Estéticamente continuaba con las mejoras que se habían aplicado a la segunda serie de los TS y GS, pero aparecería el auxilio ubicado en un soporte tipo araña sobre la tapa de baúl, marca registrada de la cupe Torino moderna.
En el interior, también se respetaron las modificaciones hechas sobre la segunda serie de los TS y GS, aunque en el tablero se cambiaron los relojes, que tenían un fondo de color azul muy llamativo, y la plancha pasó de ser simil madera a color marfil. En cuanto a la mecánica, el motor seguía siendo el Torino 233, que con ciertas mejoras, lograba casi igualar la potencia del GS. La TSX erogaba 200 caballos y su máxima era de 196 km/h.
En 1979, ya con la importación abierta, la firma se jugó una nueva carta, para pelear con los deportivos europeos y japoneses, que llegaban al mercado con más equipamiento, menor consumo y algunos, hasta más veloces que el Toro. Así nacían la cupe ZX, y el Grand Routier, modelos que por primera vez mostraban el logo del rombo. La trompa vio modificada su parrilla, con elementos horizontales más gruesos entre los faros auxiliares. El capó incorporó una franja bajo relieve, las nuevas hojas de los paragolpes y las uñas tenían una gruesa banda de goma protectora, los faros de posición y giro se ubicaron bajo el paragolpes.
En el interior los cambios fueron radicales, la gama incorporó un nuevo tablero mucho más moderno. Las nuevas butacas agregaron por primera vez el apoya cabezas y la tapicería en cuero y pana le daba un toque elegante. La mecánica permaneció intacta, al igual que las prestaciones. Del ZX se fabricaron casi 4.600 autos, y del Grand Routier 5.537. Las últimas unidades de la cupe fueron casi a pedido, y trajeron algunos cambios como espejo exterior izquierdo eléctrico (era el del Renault 18 TX), o levanta cristales eléctricos.