En los 70s la crisis del petróleo marcó la desaparición de los modelos de gran cilindrada como si fueran dinosaurios. Ford comenzó entonces a trabajar en una serie de conceptos llamados Probe (prueba en Inglés). El I se estrenó en 1979, el II un año después, pero fue el Probe III el que cambiaría la fisonomía de los autos en los 80s marcando el ingreso del diseño aerodinámico.
Si bien este nombre fue utilizado desde 1988 hasta 1997 por Ford para su coupé mediana que compartía plataforma y mecánica con Mazda, viendo las fotos del Probe III es obvio que se trata del Sierra, comercializado también como Merkur XR4Ti. Pero lo más interesante de este concept no es el auto que anunció, sino el cambio que produjo en toda la industria a nivel global.
Pensá en la década del 80 y recordá la fiebre por utilizar una serie de elementos estéticos que parecían sacados de un transbordador de la NASA. Parrilla cerrada, faros carenados, embellecedores de ruedas planos y retrovisores integrados al cuerpo, todo eso fue impuesto por este concept y su hijo, el Sierra. ¿La razón? Todos buscaron mostrar que su afilado perfil aerodinámico reducía considerablemente el consumo de combustible.
Detrás del Probe III estaban Carrozzería Ghia, propiedad del óvalo azul, y el genio de Patrick Le Quement, el mismo que después le daría una época dorada a Renault con los Twingo, Megane, Kangoo y Laguna.
En el concept también se aprecian los guardabarros traseros carenados al mejor estilo Citroën, la luneta inclinada tipo fastback y el doble alerón que luego vimos en el XR4, versión coupé del Sierra que también se produjo en Argentina. Así el Probe III lograba un Cx de 0.25, mucho mejor que el 0.35 que finalmente tuvo la versión de producción.
La historia de la coupe Probe de producción es muy distinta, incluso fue repudiado en EE.UU. donde se planeó utilizarlo como el sustituto del Mustang. Finalmente el pony yankee tuvo su rediseño y el Probe pasó sin pena ni gloria, aunque en Europa le fue mejor.