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¿Te gustan los autos y viajás a Berlín? Esta es tu guía turística

Viajamos a la cuna del automóvil y te contamos sobre un museo de autos muy especial.

¿Te gustan los autos y viajás a Berlín? Esta es tu guía turística

Es bien sabido por todos la importancia que tiene Alemania en el mundo del automóvil, basta con decir que son (gracias a Mercedes-Benz)  inventores del mítico Motorwagen y si enumerara todas las aportaciones teutonas en este ámbito, me requeriría más tiempo del que me queda de vida. Sin embargo, Berlín, su capital, no cuenta con una representación muy relevante que digamos en esta materia, y es que competir contra Wolfsburgo, Stuttgart, Munich o Ingolstadt, cunas de Volkswagen, BMW, Porsche, Mercedes-Benz y Audi respectivamente no es tarea fácil.

Podríamos incluso calificar a Berlín como una ciudad que se muestra más cómoda con la idea de la utilización del transporte público (por medio de trenes y subte), así como por supuesto de  bicicletas, que dicho sea de paso son tantas que roban mucho del espacio vital de los peatones. Si bien utilizan sus carriles confinados (cuando existen), circulan a toda velocidad por las veredas haciendo sonar una chicharra para advertir a los peatones para que tengan cuidado. En esta hermosa ciudad llena de historia, mucha de ella tremendamente dolorosa, (pero que no por eso la trata de esconder) hay tantos riesgos para un inocente peatón y los ciclistas como cuando transitan por nuestras caóticas ciudades.

Pero regresando al punto, aunque no se trate de la casa de uno de los grandes fabricantes alemanes, la cosmopolita Berlín esconde un pequeño tesoro para los amantes del automóvil, una atracción obligada para todo aquel que visite la ciudad. Este espacio ubicado a poco más de 6 km de la puerta de Brandemburgo y adaptado en una antigua estación de tranvía se llama Classic Remise. El lugar, de entrada gratuita, está abierto al público y ya de un primer vistazo se pueden observar cualquier cantidad de joyas del mundo de los autos conviviendo con talleres especializados en servicio y restauración de clásicos, estos últimos divididos, como debe ser, por países. Es decir, por un lado están los talleres que atienden a los autos ingleses, franceses, italianos, alemanes y otro apartado dedicado a los muscle cars, que aunque se crea lo contrario, también gozan de buena popularidad en el viejo continente y por lo que pude ver, también se pagan grandes cantidades de dinero por los ejemplares en muy buen estado. En estos talleres se puede ver a los técnicos trabajando en autos que comúnmente vemos solamente en concursos o en fotografías.

Al iniciar el recorrido, el primer taller que me topé fue el de los Muscle Cars, a simple vista un par de Mustangs en perfecto estado cuidaban la entrada, puertas adentro a simple vista se podían observar un dos Corvettes, un C1 calzado en una plataforma y un C2 abajo (ver las siete generaciones del Corvette), junto a un GTO, un Challenger y algunos Mustangs más. Un poco más al fondo el taller dedicado a los ingleses, dos Jaguares E-Type en proceso de restauración estaban pegados a la puerta, mientras que al fondo se podía ver un Jensen Inteceptor, un Bentley ochentero y otro Jaguar (al parecer un XK 120). Al llegar al taller francés, un pequeño 2CV, varios Citroën DS (Presente en nuestro  Top 10 de los autos más futuristas) y un Traction Avant parecían de lo más destacado, así como al menos tres ejemplares de la Type H de Citroën. En el taller dedicado a los italianos, Alfa Romeo, Fiat 500 (el original) y algún que otro Lancia dominaban el panorama, mientras que en el Alemán estaba prácticamente lleno de Mercedes y Porsches.

Hacia uno de los costados del lugar, se encuentran 88 cajas de cristal en dos niveles que cuentan con clima controlado y en donde los propietarios de vehículos tan raros y apreciados como: Lamborghinis (Countach, Diablo y Murciélago), Aston Martin DB5, Ferrari (599 GTO y varios más), Rolls-Royce, Mercedes–Benz (300 SL), etc. Almacenan sus vehículos coleccionables al tiempo que permiten a los asistentes observarlos a manera de una sofisticada galería. Otros tantos vehículos que lucen exóticos e invaluables como estos se encuentran estacionados uno al lado del otro, muchos de ellos con una etiqueta de precio y otra más que cándidamente pide a los visitantes que los toquen solamente con la mirada.

Otros establecimientos del lugar se dedican a vender cochecitos a escala (algunos verdaderamente caros), memorabilia, refacciones, incluso lanchas y varias cosas más.

También hay un restaurante llamado Trofeo, en donde se come bastante bien, cuenta con un Beer Garden  y cuyo menú, así como la decoración, es completamente ad-hoc con el lugar.

La experiencia del Classic Remise sin embargo no se reduce solamente a lo que podemos encontrar puertas adentro, aún en el exterior, estacionados en la periferia, se pueden ver muchas cosas interesantes. Basta con decir que al aproximarnos al edificio, lo primero que se veía eran tres Citroën DS estacionados uno al lado del otro y un par de vans vintage de Peugeot y Citroën. Más adelante, sobre la vereda se encontraban estacionados algunos BMW y Mercedes-Benz con muy buen pedigree, muchos de los cuales son el auto diario de las personas que trabajan en el Remise.

Muchos confunden al Classic Remise con un museo, incluso al efectuar una búsqueda en Internet con la cadena “museo del automóvil de Berlín”, este lugar es el primero que aparece. Pero es diferente, está vivo y funcionando, la exhibición cambia constantemente porque mucho de lo que se puede ver son autos que se encuentran en proceso de restauración o de reparación. Asimismo, muchos otros están en venta y ello propicia que la exhibición cambie todo el tiempo. Sin embargo, lo que es seguro es que se trata de un lugar sorprendente, con un encanto innegable y que ningún fanático se debería perder.

No olvides visitar la galería de fotos del Classic Remise de Berlín, comentanos cuál es tu favorito.

 

Rubén Hoyo, enviado recomienda