Todos reconocemos al 911 como el hijo pródigo de Porsche, pero la historia del clásico deportivo no siempre fue tan buena, e incluso en algún momento la casa de Stuttgart pensó en reemplazarlo y para ello generó algo de competencia interna, así nació el Porsche 928.
Para comenzar, el 928 representaba un cambio radical respecto de lo que Porsche estaba acostumbrado a hacer, era el primer modelo de producción de la marca con un V8 y estaba refrigerado por agua en lugar de aire, como el 911. Además, el motor pasaba de la parte trasera a la delantera, aunque no era el primer Porsche con esta disposición mecánica, ya que un año antes se había lanzado el 924. El resultado fue un fino y poderoso GT, tan bueno que en 1978, el 928 se convirtió en el primer y único deportivo de la historia en ser elegido Auto del Año.
Estéticamente se destacaba por sus líneas simples, con un frontal afilado y una zaga corpulenta signada por dos grandes ventanillas laterales. Si ese remate te suena conocido es porque el AMC Pacer también lo utilizaba y años después los diseñadores de Ford intentaron replicarlo en el trazo lateral del Sierra coupé. Otro punto interesante era la disposición de los faros delanteros basculantes que aún plegados quedaban con su cara a la vista como en un Lamborghini Miura. Entre las particularidades del 928 estaban los paragolpes plásticos integrados con color carrocería, toda una novedad para la época.
Presentado oficialmente en 1977, el 928 enfrentó problemas similares a los del Cayenne en su momento, los puristas no querían un Porsche con motor delantero y refrigerado por agua. Además, era más caro que las versiones más exclusivas del 911. Sin embargo, el 928 tenía grandes ventajas con un reparto de pesos 50/50 gracias a montar la caja de cambios en el eje trasero y una elaborada suspensión posterior conocida como eje Weissach. El resultado era una conducción ágil y menos arisca que en el novecientos once. Otra particularidad era el uso de aluminio y plástico en varias secciones de la carrocería para bajar el peso.
Puertas adentro, el 928 era un clásico Gran Turismo con disposición de asientos 2+2, es decir tenía dos plazas para niños en la parte trasera, pero más grandes que las del 911. Además, el 928 ofrecía un baúl grande y fácil de acceder mediante el portón. La cabina era sobria y elegante, con un toque moderno para la época e incluida algunas amenidades innovadoras como la guantera refrigerada.
Mecánicamente, los 928 contaban con un V8 de 4.5 litros de 237 CV (220 en EE.UU.) acoplado a una caja manual de 5 velocidades o automática de 3 y luego 4 marchas, la más requerida ya que su principal clientela estaba en el mercado norteamericano. El resultado era un 0 a 100 km/h que rondaba los 7.0 segundos y algo más de 220 km/h de velocidad máxima. Originalmente el motor contaba con carburadores, pero para 1980 incorporó inyección de combustible. En ese mismo año apareció la versión S con 4.7L y más de 300 CV (240 en EE.UU.) que además tenía ruedas más anchas y spoilers delantero y trasero. Entre las novedades, el motor comenzó a tener 4 válvulas por cilindro a partir de 1984 en EE.UU. Finalmente la cilindrada llegó a los 5.0 y 5.4 litros y existieron varias versiones más deportivas hasta llegar al final de la carrera del 928 en 1995.
Este GT de Porsche no fue un súper suceso de ventas, aunque superó las 61.000 unidades en su larga vida. Además, en su recorrido existió una versión experimental de cuatro puertas denominada H50, que nunca vio la línea de producción, pero que anticipó la llegada del Panamera.