El honor de inaugurar la nueva fábrica de Brasil quedó en manos del CEO de la Alianza Renault-Nissan, Carlos Ghosn, ante la ausencia (de último minuto) de la mandataria de ese país, Dilma Roussef. Como sea, el comandante de Nissan estaba contento, como quedaron todos con un final que terminó con samba.
En un área de 220 mil metros cuadros, Nissan invirtió USD 1.5 mil millones para hacer esta nueva planta que por el momento, solamente fabricará el March. Más tarde vendrán el Versa y “otros modelos”, como declaró el mismo Carlos Ghosn en conferencia de prensa justo después de la inauguración. También se producirán 200 mil motores en esa misma área en la ciudad de Resende, un polo industrial dentro del estado de Río de Janeiro.
El March brasileño es ligeramente distinto al mexicano, con detalles como el volante y las llantas, de diseño exclusivo. El motor, con 1.6 litros, tiene la característica especial de usar nafta y etanol, el llamado “flex fuel”. También puede funcionar con cualquier mezcla entre ambos combustibles.
La marca nipona solo cuenta con 2.1% en el mercado brasileño, pero la meta para 2016 es llegar a 5%. Esto representaría un volumen cercano a los 190 ó 200 mil vehículos.
Mucha de la capacitación de los 1.500 nuevos empleados fue hecha en México. Y aunque el Gobernador de Río de Janeiro, Fernando Pesão, dijo haber escuchado de los japoneses que “la mejor mano de obra del mundo” estaba en Brasil, a la hora de visitar la planta el guía dejó claro que el objetivo, que piensan ya haber logrado, es tener la misma calidad lograda en México.
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