Sí, ya pasaron 20 años de aquel trágico Gran Premio de San Marino del 1° de mayo de 1994. Ya pasaron 20 años de la muerte de Ayrton Senna, uno de los pilotos más grandes de la Fórmula 1. Ya pasaron 20 años, pero su recuerdo sigue vivo. Porque Senna consiguió lo que pocos logran, convertirse en una leyenda. Lo consiguió por su manera de llevar al límite un auto, pero también por su profesionalismo y por su carisma.
El astro brasileño consiguió tres títulos en la Máxima: 1988, 1990 y 1991. Además conquistó 65 poles positions (marca que recién fue batido por Michael Schumacher en 2006), 41 victorias, 19 récords de vueltas y 80 podios en 161 Grandes Premios. Hasta estuvo en la pelea por títulos cuando su medio mecánico no era el mejor como en 1992 y 1993.
Sería redundante contar toda su campaña. Por eso analizamos algunos de sus hitos que ratifican por qué es un numero uno.
El paulista, nacido el 21 de marzo de 1960, de chico solía ir a entrenar en el kartódromo de Interlagos cuando llovía. Su esfuerzo y capacidad fueron correspondidos. Fue un notable volante sobre pista seca y se distinguió cada vez que corrió bajo el agua. Sino pregúntele a Alain Prost. El francés lideraba el GP de Mónaco de 1984 y fue superado por Ayrton a bordo de su humilde Toleman-Hart, aunque la victoria quedó para el galo porque la carrera terminó con bandera roja y se clasificó con un giro anterior. Al año siguiente el brasileño logró su primera victoria en la Máxima, también bajo el agua en Estoril, conduciendo un Lotus-Renault. Imposible olvidar sus duelos épicos con el propio Prost. Primero cuando ambos compartían el equipo McLaren (1988/89) y luego cuando el francés se pasó a Ferrari en 1990.
Ayrton sigue siendo venerado en todo el planeta. En Japón, donde celebró sus tres campeonatos, los nipones lo adoraban por tres cosas: su valentía en la pista, que era comparada con la de un samurai; su disciplina típica de estos orientales y por conducir varios años un auto motorizado por Honda.
También su carisma y personalidad, que lo llevaron a abandonar una reunión de pilotos en Suzuka en 1990, delante de las propias autoridades de la carrera cuando la mayoría de sus colegas aprobaron que se podía cortar una chicana si uno se pasaba. Por ese motivo había sido excluido en 1989, tras el memorable toque con el Profesor y su posterior su victoria en pista. La sanción le significó perder el título.
Férreo admirador de Juan Manuel Fangio, en dos oportunidades estuvo en la Argentina y aprovechó para visitar al Quíntuple. Fue en 1991 y 1993. En éste año, luego de ganar el GP de Brasil, el Chueco se acercó a darle el trofeo. Allí el paulista se bajó del podio, lo abrazó y señaló al balcarceño indicándole que era el número uno.
Su éxito le generó importantes ganancias. Pero lejos de destinar todas las riquezas para sus arcas, decidió ayudar a miles de chicos en Brasil. Luego de su muerte se creó la fundación que lleva su nombre, la cual es administrada por su hermana Viviane. El objetivo fue promover la formación de las “crianças” mediante educación y deporte.
Esa conducta en la vida terrenal se trasladó en su partida. Su humildad se ve reflejada en su tumba ubicada en el cementerio del Morumbí, donde no hay un monumento ni alguna costosa obra que identifique su responso. Solo una pequeña placa, algunas flores y recuerdos de fanáticos sirven como referencia.
Más allá de algunas versiones, Ayrton no tuvo hijos. Dicen quienes pudieron conocerlo que la mujer de su vida fue Xuxa. Pero las obligaciones de cada uno generaron distancias insalvables para la relación. La Reina de los Bajitos fue la más querida por la familia de Ayrton, que siempre se mostró distante al vínculo con su última mujer, Adriane Galisteu, ex promotora de Marlboro y que tras la desaparición física del paulista posó en Playboy...
Súper profesional, talentoso, luchador y de corazón valiente. Matices que definen al inolvidable Ayrton Senna que sigue acelerando en el corazón de todos los fanáticos.
La muerte de Ayrton Senna 1/3
La muerte de Ayrton Senna 2/3
La muerte de Ayrton Senna 3/3
Fuente: CORSA