A lo largo del año, el centro de exposiciones Cobo Center, ubicado en Detroit, recibe a dos ferias automotrices de gran importancia; el North American International Auto Show –NAIAS- (enero) y al Autoroma (marzo).
Mientras que el primero se encarga de exhibir las últimas novedades de la industria automotriz mundial, el segundo es un show destinado a los amantes de los vehículos modificados.
Tal vez para algunos Autoroma no les suene tan familiar, pero este evento lleva más de 60 años rindiendo culto a los hot rods. De la misma manera que los concursos de elegancia en los que se reconoce al mejor vehículo con el Best of Show, este evento también premia al mejor auto con el Ridler Award. Antes de dar a conocer los detalles del ganador de este año, es importante mencionar que este premio, que se entrega desde 1963, lleva el nombre de Don Ridler, el promotor que se encargó llevar Autoroma a Detroit en 1952.
Tras analizar a cada uno de los autos contendientes al Ridler Award, el jurado calificador de la 63ª edición del Autoroma dio como ganador al auto llamado “The Imposter”, un Chevrolet Impala 1965 creación de Chip Foose, que por cierto esta es la cuarta vez en 13 años que se lleva el galardón.
Viendo la galería de fotos de este hot rod tal vez dudes que se trata de un Impala, pero en realidad si lo es. Lo que sucedió es que Foose Design realizó algunas modificaciones en la carrocería. La cual tuvo que recortar para que pudiera entrar a la perfección en el bastidor de un Corvette 2008. Es por ello que el vehículo es 355 mm más corto, además que el parabrisas está más inclinado.
Pero esto es sólo el principio. Este “The Imposter” propiedad de la pareja Don y Elma Voth, residentes de la Columbia Británica, mantiene el mismo V8 de 6.2 litros del Corvette solamente que con mayor potencia debido a que Chip Foose instaló un compresor mecánico.
Por su parte, el interior del Corvette también sufrió algunas modificaciones. Por ejemplo, el tablero y paneles de las puertas fueron rediseñados para ofrecer el mismo ambiente del Impala 1957. A la vez se integró un sistema información y entretenimiento, así como el servicio OnStar.
Este “The Imposter” es una muestra más que la creatividad (y el dinero, por supuesto) no tiene límites.