Pensar en deportivos de los 60s, 70s y 80s nos lleva inmediatamente a un tipo de faros muy especiales, los pop-up, es decir los que se escondían de día y levantaban cuando era necesaria la iluminación. Atractivos y tecnológicos –para la época- desaparecieron en algún momento de los 2000 y acá analizamos la causa de su extinción.
Los faros pop-up fueron usados por diversos motivos, normalmente por diseño ya que permitían mantener limpio el perfil de un auto, especialmente cuando se buscaban frontales bajos y afiladas. Así los vimos en muchos deportivos como varias generaciones del Corvette, en modelos de Lotus como el Esprit, en el BMW Serie 8, varias Ferrari e inclusive en el MX-5 original. Y debido a ese estilo puro y a la sensación de tener algo especial (aparecen y desaparecen de la carrocería) llegaron a sedanes como la tercera generación del Accord (86-89) y al Mazda 323 MK7 (94-99).
Nacidos en el Cord 810 de 1936, recorrieron un largo camino con diferentes encarnaciones, ya sea ocultándose debajo de una máscara, dando una vuelta para desplegarse o simplemente acostados al ras del capot como en el Porsche 928.
Y si eran tan buenos ¿por qué desaparecieron?
Las respuestas son múltiples, primero fue la evolución de los faros, con sistemas como los lenticulares y las cubiertas plásticas que permitieron reducir su tamaño para integrarlos aún en frontales bajos. Además, los faros pop-up tendían a fallar y por eso era común ver autos con los ojos siempre abiertos, o cerrados, o tuertos.
Otro problema es la aerodinámica, ya que el depurado perfil del vehículo, que se había logrado escondiendo los faros, se perdía cuando era necesario iluminar el camino. Sin embargo, el golpe final llegó por parte de las regulaciones, incluyendo las de seguridad, después de todo pueden ser muy dañinos en situaciones como impactar a una persona.
Te dejamos una galería con varios modelos que utilizaban faros pop-up, inclusive como cambiaron de una generación a la otra, o simplemente en algún rediseño.