Mientras muchos adoran los autos nuevos, algunos nos quedamos babeando cada vez que vemos un clásico, especialmente de fines de los 60s y principios de los 70s cuando las líneas fluidas y las proporciones lo decían todo sin necesidad de trazos artificiales.
Entre los mejores exponentes de este diseño simple, sincero y seductor están los viejos deportivos japoneses. Y uno de sus mejores representantes es el legendario RX-3 de Mazda.
Entre los mejores exponentes de este diseño simple, sincero y seductor están los viejos deportivos japoneses
La novedad es que Madbul, un RX-7 FD (1991 a 2002) preparado especialmente para drifting, decidió abandonar (un poco) la exuberancia propia de los autos para estas competencias y dar cabida a los lineamientos del otro Mazda clásico.
Si bien la zaga conserva demasiado del auto de los 90s, el frontal aporta todo el encanto “setentoso”, abandonando la trompa baja y con faros pop-up en favor de un corte más vertical. El resultado es más muscular, especialmente en la combinación con el labio superior del capot, el spoiler rojo y los guardabarros sobredimensionados.
En el lateral se disfruta de la línea plana del capot, que va cediendo hacia las curvas del RX-7 a medida que la cintura avanza por las puertas.
Todo este despliegue tiene el respaldo del motor rotativo con cuatro rotores y 537 caballos que van a parar a las anchas ruedas traseras para hacerlas deslizar en perfectos, largos y humeantes derrapes.
¿Te gusta como quedó este RX-7, preferís la versión de drift “común” o el modelo de serie?