En 1994, cuando todavía la industria automotriz china era un potencial, el gobierno del gigante asiático inventó las joint-ventures para conseguir el know-how occidental y darle un boost a la industria emergente. Así, las marcas extranjeras llegaron al Reino del Medio por medio de asociaciones con fabricantes locales, limitados a poseer hasta un 50% de las nuevas empresas.
Con un mercado tan significativo como es el chino, con más de 25 millones de unidades vendidas anualmente desde hace más de una década, nadie se quedó afuera y hoy todos los fabricantes conocidos producen localmente en China. Como contrapartida, los socios de los grandes fabricantes han aprovechado esta transferencia tecnológica para lanzar sus marcas propias y salir a conquistar el mercado mundial.
Pero este exitoso modelo parece estar llegando a su fin. Según CNBC, para 2022 este tipo de asociación no será más obligatoria, y los fabricantes extranjeros podrán ir a fondo en sus estrategias comerciales en China. Ya este año comenzará a regir esta nueva disposición para cualquier inversión en autos híbridos y eléctricos, y para 2020 se hará en el mercado de vehículos comerciales. Esto quiere decir que si, por ejemplo, Mercedes-Benz quisiera producir en China una Sprinter híbrida, podría hacerlo en su propia empresa desde este mismo año.
El presidente Xi Jingpin, que recientemente recibió el visto bueno del Buró Político del Partido Comunista para acrecentar su poder, también decretaría una reducción del 25% del arancel de importación y fortalecería las leyes de propiedad intelectual, disminuyendo así la gran cantidad de plagios que se han visto.
Una de las marcas que podría verse muy beneficiada con este nuevo escenario es Tesla, que estaba en proceso de buscar un socio para fabricar autos en Shanghai... ¿Seguirá Elon Musk con esta tarea o se lanzará en solitario a la conquista del mercado chino?