La muerte de Sergio Marchionne fue un golpe duro para FCA y, dentro de ella, para Ferrari. Louis Camilleri, exCEO de Phillip Morris, fue elegido por la gente de Il Cavallino para tomar las riendas de la marca luego de la partida del histórico dirigente. Sin embargo, las cosas no parecen ser las mejores en Maranello.
De entrada, luego de la muerte de Marchionne, Camilleri declaró que los objetivos financieros que su antecesor había establecido eran "aspiracionales", o mejor dicho, que no eran fáciles de conseguir. Por esa razón, las acciones de la marca bajaron inmedfiatamente un 8%.
Recordemos que Marchionne había prometido duplicar las ganancias para 2022 al tiempo que se introduciría la primer SUV de la marca. Esas dos cosas son las que más interés le despiertan a los inversores, acostumbrados a la gestión Marchionne.
Desde que en 2015 la marca se escindió de FCA, su valor fue duplicado. A pesar de esto, los expertos entienden que las leyes amigables con el medio ambiente son un problema creciente para la marca, que no ha tenigo éxitos rutilantes con modelos híbridos o eléctricos.
Por otro lado, la SUV es también un tema sensible. Para una marca tan arraigada en los símbolos, la llegada de algo tan distinto puede no ser una buena idea. Si bien hay antecedentes positivos, como la Cayenne para Porsche o la Lamborghini Urus, la realidad es que nada le asegura a Camilleri que su proyecto de SUV pueda ser el primer éxito de su gestión.
