El M5 es la versión más deportiva y extrema del BMW Serie 5, un sedán que es el mayor exponente de BMW M. Ya en su sexta generación, el BMW M5 tiene en su haber ejemplares que son leyendas, particularmente el E39, la tercera generación y mi favorito. Tenía un increíble diseño que aun hoy luce actual, así como su V8 de 4.9 L con 400 CV y un manejo que sus rivales nunca pudieron equiparar.
También está el E60, el más exótico de todos, gracias a su exclusivo y sofisticado V10 de 500 CV, un motor que fue desarrollado para este modelo, inspirado por supuesto en la presencia de la marca como proveedor de motores en F1, también en un ya olvidado tiempo en donde los monoplazas empleaban increíbles mecánicas V10. Un motor así es un lujo que muy probablemente no vuelva a suceder jamás.
Sin embargo, este nuevo BMW M5 llega al mercado reemplazando a un antecesor que perdió buena parte de las características que hacían del M5 un sedán mítico. La llegada de un V8 turbo que compartía muchos de sus componentes con otros BMW de mucho menor status provocó escepticismo y rechazo. El M5 F10 se sentía un tanto robótico, es cierto.
Sabiendo esto, el BMW se dispuso a desarrollar el nuevo M5 (F90), el que hoy nos ocupa ¿La idea? Recuperar ese impecable y gratificante manejo, al mismo tiempo que se buscó elevar nuevamente la vara en cuanto a desempeño se refiere.
Discreto y amenazante
Fiel a lo que nos tiene acostumbrados la marca, el M5 cuenta con detalles que lo hacen ver más deportivo, pero que son muy discretos y de buen gusto. El color rojo con decoraciones en cromo negro en la parrilla, las llantas de 20”, las nervaduras, las salidas de escape dobles y el pequeño alerón trasero le da una apariencia temible. Por su parte, el toldo negro está fabricado en fibra de carbono, con la intención de reducir el peso y bajar el centro de gravedad.
Un M5 de tracción integral
El motor es V8 de 4.4 L asociado a una transmisión automática de octava. Lo que cambia es que el motor fue revisado por completo y la caja ahora es una automática tradicional, con convertidor de par. Sin embargo, la gran novedad es la adición por primera vez en un M5 de un sistema de tracción integral xDrive. ¡No te enojes! Este factor es el que hace al nuevo M5 un deportivo tan especial.
La potencia se ubica en 600 CV y 750 Nm de torque disponibles apenas a las 1.800 rpm. O sea, tenemos 40 CV y 69 Nm más en comparación con el modelo anterior. Esto significa que es capaz de hacer el 0 a 100 km/h casi 1s antes, una mejora notable.
Los frenos carbono-cerámicos ahorran 23 kg, y gracias al toldo de fibra de carbono y el uso extensivo del aluminio, el nuevo M5 pesa 1.945 kg. Puede parecer bastante, pero hay que considerar que la tracción integral agrega 70 kg. Encima, frente a frente pesa 136 kg menos que el Mercedes-AMG E63 S, su competidor directo.
Los asientos más increíbles
Puertas adentro, es un espectáculo. Nos encontramos con unos increíbles asientos deportivos con todos los ajustes eléctricos imaginables forrados en un cuero de color beige que se ve y se siente como de Rolls Royce. Por su parte, los detalles en un contrastante color rojo, y el emblema iluminado con la leyenda “M5” en la base cabecera, rematan una apariencia que nada tiene que envidiar a los extraordinarios asientos de la gama RS de Audi.
El tablero está forrado en cuero y presume también las costuras rojas, mientras que en el volante vemos los colores tradicionales de BMW M, al igual que una discreta franja en los cinturones de seguridad. Otro aspecto particular es la utilización masiva de superficies negro piano para tablero y consola central, lo que en mi opinión denosta un poco la percepción de la cabina, lo esperable hubiera sido que fueran insertos de fibra de carbono.
En cuanto a equipamiento, no falta nada. Climatizador automático de cuatro zonas, acceso y encendido mediante llave inteligente, cuadro de instrumentos digital, un gigantesco HUD, así como un sistema multimedia compatible con Apple Carply que cuenta con una pantalla táctil de 12,3” con comandos por gestos, así como el ya tradicional iDrive.
Mención aparte merece el impresionante sistema de audio Diamond firmado por Bowers & Wilkins de 1.400w y 16 paralantes que funciona de forma impecable.
Tracción trasera o integral, opciones
Una de los primeros interrogantes es la caja automática en lugar de la DCT. BMW asegura que esta nueva transmisión es más rápida y ahí la razón. Poco podemos argumentar al respecto, pero es un hecho que esta caja se siente rapidísima y se deja controlar a placer, incluso si eso significa sostener el cambio en la zona roja del tacómetro hasta que el conductor decida efectuarlo. Evidentemente en cambios descendentes la caja se protege, pero cuando intencionalmente traté de rebajar buscando ese límite, el cambio entró bien arriba en el tacómetro.
El M5 tiene tracción integral, aunque en realidad lo que sucede es que está enviando la potencia al eje posterior. Sin embargo, en esta modalidad, a la menor necesidad envía potencia a las ruedas frontales. En modo Confort, tenemos una marcha suave y confortable, como se esperaría de un sedán de lujo de gama alta. El M5 es silencioso, refinado y se percibe sólido y muy construido.
Pasar al modo 4 Wheel Drive Sport requiere apagar el DSC, acción que se puede realizar instantáneamente al oprimir el botón M1 que está en el volante. También se puede efectuar de manera manual, dejando presionado el DSC un momento y luego seleccionando el modo 4WD Sport desde la configuración del vehículo, pero es mucho más divertido oprimir el botón M1 y ver como el BMW M5 se transforma de un sedán cómodo a un deportivo implacable. Obviamente vale la pena llevar a modo Sport la suspensión ajuste de motor/caja y dirección.
En modo 4WD Sport, el M5 gestiona la entrega de torque de manera tal que te hace creer que es exclusivamente de tracción trasera, aunque envía torque adelante para mantenerse dentro de la trayectoria deseada. Es decir, cuando parece que se acabó el agarre y va empezar a descolocarse de atrás, es en ese momento en el que envía potencia adelante y entra ligeramente una electrónica más permisiva. Así, no te limita, sino que colabora para incrementar de manera exponencial el agarre y así permitirte pasar por las curvas a velocidades que nunca hubieras imaginado en un sedán de este tamaño y peso.
Parece que tiene capacidad de curveo infinita y que no hay manera de terminar fuera de la pista.
Adicionalmente, la transmisión cuenta con la función Drivelogic, que permite manipular la velocidad de los cambios en el modo más extremo. Éstos suceden rapidísimo y la patada es incluso violenta. Cuando le das al acelerador a fondo, te da la sensación de que nada podría alcanzar al M5, es rapidísimo.
Una de las prestaciones más interesantes de este nuevo M5 es su capacidad de con solo oprimir un par de botones más o bien el M2 del volante, de transformarse en un sedán de tracción trasera y desacoplar por completo el eje delantero. Algo que no recomiendo a menos que tengas muy buenas manos o simplemente no carezcas de aprecio por tu vida, ya que en este modo, el M5 F90 se vuelve muy bronco e incluso, ante cualquier imprudencia, peligroso.
Es importante decir que el BMW M5 es más rápido hablando tanto de tiempos en pista como de arranque en el modo 4 Wheel Drive Sport, que en el Modo de Rear Wheel Drive, por lo que por muy puristas que seamos y gritemos a los cuatro vientos cuanto preferimos tener la tracción en el eje posterior, en términos de efectividad, la tracción integral va a ganar. Claro que poder elegir entre una y otra según nuestro estado de ánimo es la mejor solución.
Por su parte, el sistema de frenos es impresionante, éste M5 de prueba equipaba un sistema carbono – cerámico opcional que se distingue por las pinzas de freno en color dorado. Su potencia es de otro mundo, tanto que parece que hay que volver a aprender a frenar. En realidad, de serie, el M5 equipa un nuevo sistema de frenos denominado M Compound, que se caracteriza por llevar pinzas de freno en color azul, y que según la marca son más ligeros que los discos de hierro convencionales.
El nuevo BMW M5 no sólo es tremendamente superior a su predecesor en términos de números, sino que en lo más importante, que es el manejo, es cuánticamente mejor. Esa sensación artificial y cuasi robótica que entregaba el modelo anterior ha desaparecido y ahora es nuevamente un sedán deportivo que se comunica perfectamente con el conductor y le permite disfrutar del manejo tanto, como los buenos BMW M de antaño.