Lo que me ocurrió cuando puse las manos en el volante del Alfa Romeo Stelvio es más o menos lo mismo que me pasó la primera vez que manejé el Macan de Porsche: es difícil imaginar cómo un SUV puede ser más deportivo.
El Stelvio es el nuevo SUV de la marca italiana y fue anunciado para llegar a Argentina hoy 22 de noviembre (ya tiene precio en el país) en versiones 2.0 Turbo de 200 y 280 CV, ambas con tracción integral denominada Q4 por Alfa Romeo. Se espera para el primer trimestre de 2019 la versión Quadrifoglio con 510 "cavallinos" rampantes.
Si el eslogan del Levante es “el Maserati de las SUV”, con el Stelvio podemos hacer el mismo juego: es el Alfa Romeo de los SUV, y quienes conocen el pedigrí histórico de la marca del biscione sabemos de qué se trata este juego. Cuando el fallecido Sergio Marchionne definió que Alfa Romeo sería la punta de lanza de la arremetida del Grupo FIAT en Norteamérica, estipuló que debía tratarse de la vieja Alfa, aquella que derrotaba a marcas como Ferrari, Jaguar, Aston Martin y BMW. Porque si no, mejor no invertir un dólar en revivirla.
Y Alfa Romeo revivió. Primero apareció el Giulia en 2015 (podés leer nuestra prueba de la versión Quadrifoglio aquí) y luego el Stelvio en 2017. Ambos se fabrican bajo una misma plataforma de tracción trasera, extremadamente modular y tan bien concebida, que sin importar la carrocería que monte, el reparto de pesos sobre los ejes será perfecto. Y no serán los únicos nuevos Alfa.
Mucho más que un Giulia SUV
El Alfa Romeo Stelvio mide 4.680 mm de largo, 2.160 mm de ancho y 1.670 mm de alto, ofreciendo una estampa sumamente deportiva, que transmite poder, dinamismo y aplomo. Sus líneas exteriores son impresionantemente bellas, una tradición de 100 años en Alfa Romeo, donde las proporciones, la elegancia y la sencillez son los atributos históricos en una marca acostumbrada a deslumbrar por su diseño.
A manejar
Nuestra experiencia de manejo en Italia partió en la pista de pruebas de FCA en Balocco, ubicada entre Milán y Turín, bajo la lluvia y obviamente con asfalto mojado. Y continuó al día siguiente por las rutas que unen ambas urbes del norte italiano, sobre un asfalto seco y sumamente suave.
Primero manejamos la Stelvio sin apellidos, que monta un cuatro cilindros turbo, de 2.0 litros e inyección directa, que eroga 200 caballos y 330 Nm de torque asociado a una caja automática ZF de ocho relaciones configurada para ser rápida y precisa. A diferencia del Giulia, aquí la fuerza se reparte a las ruedas a través del sistema de tracción Q4. Normalmente funciona como un tracción trasera, pudiendo enviar hasta el 50% del empuje al eje delantero, sólo cuando es necesario. Y esa es la clave de la sensación de manejo deportivo que ofrece.
Lo que sorprende es lo veloz que va también en curva
Llegó la hora de manejar el Stelvio Súper, que cuenta con el mismo motor de aluminio pero en este caso con 280 CV y 415 Nm para un 0 a 100 km/h en 5,7 segundos. Ambas versiones del SUV italiano son extremadamente rápidas en línea recta, algo normal considerando la potencia. Lo que sorprende es lo veloz que va también en curva, al nivel de un buen sedán deportivo, con un aplomo sobresaliente. Pese a sus casi dos toneladas de peso (1.890 kilos en seco), se siente ligero, fluido y sumamente neutro cuando se le lleva por curvas, con una dirección que responde de manera instantánea y con mucha precisión, y una carrocería que apenas si rola, sintiéndose firme, aplomado y muy delicado de conducción.
el balance entre deportividad extrema y confort de uso diario está en armonía
Ahora, si el Stelvio es rápido y divertido de manejar en pista o ruta, podríamos pensar que en la ciudad y a baja velocidad debe ser un infierno, pero eso no es así. No es duro ni torpe a bajo régimen, algo más o menos común en vehículos de altas prestaciones. En el modo de conducción N, todo se vuelve agradable, incluso sobre pavimentos más o menos malos (que en Turín también abundan). A no engañarse, el tacto sigue siendo deportivo y la suspensión es más firme, por ejemplo, que en un Audi Q5 y un Mercedes-Benz GLC; pero no daña los riñones. Es absolutamente llevable en el día y en medio del tráfico de la ciudad. Diría que el balance entre deportividad extrema y confort de uso diario está en armonía, un equilibrio que no es tan sencillo de conseguir.
El mundo interior
Tan hermoso como por fuera es el habitáculo del Stelvio, con un claro enfoque en transmitir deportividad, practicidad y calidad. Diría que cumple en los tres apartados, quizás menos en el último punto por culpa de algunos botones de regular tacto, ofreciendo un aspecto sencillo pero bien cuidado.
Como buen SUV, la posición de manejo es relativamente alta, y el confort para los ocupantes está garantizado incluso después de varias horas de viaje con asientos muy cómodos pese a su enfoque deportivo.
El centro del tablero está dominado por un equipo multimedia con pantalla de 8,8" y conectividad a las distintas aplicaciones del teléfono, además de un sistema de sonido que también suena muy bien. Frente al conductor un display digital pequeño o grande, dependiendo de la versión entrega toda la información que se necesita. La tónica acá es que el conductor tenga todo a la mano y frente a los ojos, para que no se distraiga de sus obligaciones de manejo.
La habitabilidad también es buena, aunque no lo pondría como un punto fuerte del modelo. Dos ocupantes en las plazas traseras irán cómodos, con espacio para la cabeza, un respaldo ajustable en inclinación y buen lugar para meter los pies. Holgado, holgado no es, pero cumple en la media.
Conclusiones
El Alfa Romeo Stelvio cumple con esta promesa de una nueva Alfa que reviva los viejos laureles del biscione. Esto incluye diseño espectacular, interior cómodo y bastante refinado, buena habitabilidad y mucho equipamiento.
Lo mejor, en todo caso, es la cantidad de recursos puestos a disposición de conseguir la mejor experiencia de manejo posible. El ADN de Alfa Romeo es la deportividad, y acá, pese a producir un SUV, está más que presente y llevada de la mejor manera posible.