General Motors, con la excusa de un "plan de transformación para el futuro", sacudió el avispero con el anuncio de despidos y cese de operaciones de plantas alrededor del mundo.
"Las acciones que estamos tomando hoy continúan nuestra transformación para que sean altamente ágiles, resistentes y rentables, al tiempo que nos brindan la flexibilidad de invertir en el futuro", se atajó la Presidenta y Gerente General de GM, Mary Barra. "Reconocemos la necesidad de estar frente a las condiciones cambiantes del mercado y las preferencias de los clientes para posicionar a nuestra empresa para el éxito a largo plazo".
La idea de la empresa estadounidense es de reducir su planta asalariada en un 15%, un 25% en puestos ejecutivos. Dentro de su país de origen, GM tomó la decisión de cesar la producción de sedanes y hatchbacks en cinco fábricas. En sus plantas fuera de Estados Unidos, se habla del cierre de al menos dos. En principio, este ajuste no repercutiría en la planta de Alver, en Santa Fe, pero desde la fábrica se mantienen alertas.
Si bien las acciones de la marca aumentaron en un 6% luego del anuncio, el que no lo tomó bien fue el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. En un tuit, el presidente destrozó a la empresa y a su CEO, remarcando que "(Los estadounidenses) los salvamos y así nos agradecen". Además, prometió quitarle subsidios si siguen con su plan de recortes.