El pasado 26 de agosto, en ocasión del Gran Premio de Bélgica, el Halo tuvo su primera prueba de fuego en la Fórmula 1. El accidente acontecido en el arranque de la competencia, iniciado por Nico Hülkenberg (Renault), y que terminó con Fernando Alonso (McLaren) literalmente pasando por encima de Charles Leclerc (Sauber), contó con el elemento de seguridad como principal protagonista, a tal punto que terminó siendo vital para la preservación de la salud del monegasco.
En efecto, y de acuerdo a lo divulgado por Autosport, la FIA, tras semanas de investigaciones, confirmó que la protección incorporada este año a los autos de la Máxima salvó al hoy piloto de Ferrari de un daño mayor.
Concretamente, y si bien se aclaró que aunque sin la presencia del Halo la rueda delantera derecha del McLaren (que fue la que golpeó de lleno contra aquel) tampoco habría pegado en el casco de Leclerc, el mismo desvió al coche naranja de forma que imposibilitó que otros de sus elementos aerodinámicos golpearan al joven de 21 años.
“A partir de los datos disponibles y las imágenes de video, estamos seguros que la rueda no habría golpeado el casco de Leclerc. Sin embargo, creemos que el ‘endplate’ delantero sí lo habría alcanzado, aunque es difícil reconocer qué tan grave pudo haber sido el impacto”, comentó al medio británico Adam Baker, director de seguridad de la FIA.
Entre otros datos, el informe emitido por la FIA señaló que la fuerza del impacto del neumático sobre el Halo fue de 58 kilonewton (kN), es decir, de un 46% de lo que la unión entre el chasis y el elemento de seguridad puede resistir. Además, desde Sauber afirmaron que su estructura no sufrió ninguna deformación ni daño. Vale recordar que el golpe produjo la rotura de la suspensión delantera del McLaren N°14.