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Prueba Honda Accord, la reinvención del sedán

La décima generación de este sedán quiere sobrevivir al boom de las SUVs.

Prueba Honda Accord, la reinvención del sedán

El Accord ha sido, es y seguirá siendo el ícono de Honda. Es el buque insignia en un mercado que globalmente se ha puesto demasiado adicto a las SUV, segmento que la marca no descuida, con una gama de cuatro modelos y un quinto por llegar. Pero acá vamos a hablar del Accord, que tiene más de 40 años de vida y acaba de lanzar su 10ª generación proveniente desde Estados Unidos.

Son malos tiempos para los sedanes grandes de marcas generalistas. Quizás por eso es que Honda reinventó su nuevo Accord con el fin de competir más decididamente con modelos de alta gama. Y tan bueno fue el trabajo, que ganó el premio al Auto del Año en Norteamérica hace menos de un año.

Impacto estético

El nuevo Accord mantiene relativamente estables las grandes medidas de su antecesor, que ya era muy grande (4,88 m de largo, 1,86 m de ancho, 1,46 m de alto), salvo por la distancia entre ejes, donde aumenta casi 6 cm para quedar en 2,83 m. Obviamente que este incremento se valida en una cabina mucho más amplia, con plazas delanteras más centradas y alejadas de las puertas, y espacios traseros muy generosos, donde tres ocupantes de cualquier tamaño entran perfectamente.

A pesar de este gran tamaño, el Accord no se siente voluminoso. La nueva silueta tipo fastback, que replica en parte lo que debutará en el Civic, nos recuerdan aquellos tiempos en que el Accord era una especie de hatchback con portón incorporado. Obviamente,e la silueta nos recuerda a un coupé más que a un sedán tradicional, con un tercer cuerpo más disimulado pero real, un pilar C muy recostado, y una grata sensación de las proporciones que hacen que se vea elegante y rompedor.

Ya no es el típico sedán para señores grandes, sino que ahora es un auto para gente muchísimo más joven y atrevida, que no se deja "engañar" por las SUV.

El frontal luce una versión más agresiva de la conocida parrilla Solid Wing Face, caracterizada por un grueso cromado que une ambos grupos ópticos, y de la que cuelga la H de Honda al centro. Por supuesto que son grupos ópticos no vistos antes en la marca, compuesto por finos perfiles LED enmarcados en cromo negro brillante. Bello, sin duda.

En la parte trasera se destacan los focos en forma de C que hemos visto en otros modelos Honda. Sí, es como un Civic grande, pero más maduro y refinado.

Adentro, suma

En el habitáculo se replica el estilo exterior, partiendo por la materialidad y las terminaciones, que están a la altura de cualquier auto de una marca de alta gama. Hay cuero de calidad en varias partes, elementos en madera y aluminio oscurecido, y no encontré ningún plástico que me desagradara al tacto, ni siquiera en las partes bajas y escondidas.

El look general es moderno y funcional. Se destaca el panel de instrumentos que mezcla un reloj analógico y una gran pantalla digital para el resto de la información, el que es fácil de configurar.

El volante tiene tacto deportivo, se elimina la palanca de cambios en pos de botones más útiles, cuenta con climatizador bizona, techo de vidrio de tamaño medio, acceso sin manos y botón de encendido, asientos de cuero multifunción y climatizados, cargador de teléfonos por inducción, sensor de luz, cámaras de retroceso y laterales (LaneWatch) y el sistema de seguridad Honda Sensing.

Este incluye una serie de asistencias, incluyendo frenado de emergencia, mitigación ante salida de calzada, advertencia de colisión frontal, advertencia de salida de carril, asistente de mantención de carril y control crucero adaptativo, que mantiene la distancia con el auto que esté adelante, sin olvidar los ocho airbags, control de estabilidad y anclajes ISOFIX, entre lo principal.

En el centro del tablero se destaca una pantalla táctil central para el sistema multimedia Honda Libnk que, afortunadamente, cuenta ahora con botones de acceso directo, incluyendo el tan necesario volumen y el sintonizador para la radio.

Lo más llamativo es la nueva interfaz, muy amigable y fácil de utilizar, además con una excelente resolución, y conectividad a Apple CarPlay y Android Auto. Y el sistema de audio es excepcional, con diez parlantes y subwoofer.

Nuevo enfoque mecánico

Tenemos un único bloque 2.0 L turbo, que es el mismo del fantástico Civic Type R, aunque algo más desabrido, por supuesto. Siguen siendo 250 CV y 370 Nm de torque los disponibles para el sedán, asociado a una nueva caja automática de diez cambios, que permiten homologar entre 11,9 y 6,2 L/100km.

Hay un modo de manejo Eco, que vuelve al Accord más eficiente, pero menos divertido, y a menos que de verdad necesite ahorrar algo de combustible, no tiene mucha atracción. El modo Sport, en cambio, es todo lo contrario: pasos de marcha muy arriba en el tacómetro, un modo manual realmente efectivo, ya que la caja nos aguanta hasta el final, y mucha entrega de potencia por parte del motor.

La gracia de este paquete, en todo caso, es que incluso en modo normal el auto responde realmente bien. Cuando uno busca el pedal con decisión, el auto avanza rápido. Es cierto, es algo pesado y se nota, no es tan ligero como algún sedán más deportivo, pero no podemos decir que se siente achanchado.

Diría que es especialmente eficiente en el rango medio de revoluciones, que se sostiene con mucha facilidad por la gran cantidad de marchas de la caja. Es fácil subir y bajar, manteniendo siempre al Accord en el cénit de su entrega de torque, lo que lo hace muy maniobrable.

Más ligero de peso, nueva arquitectura de suspensión trasera y un mejor aplomo destacan en su comportamiento. Extrañamos una dirección más directa y responsiva, que nos transmita mejor lo que corre bajo las ruedas, pero su foco es más confort que otra cosa, y en ese sentido la asistencia es increíble.

Y en materia dinámica, hay algo de cargas del chasis en curvas muy cerradas y en velocidad, pero en general el aplomo es sobresaliente y se siente extremadamente seguro cuando uno lo fuerza, y eso que es un sedán bastante largo.

Conclusión

El Accord siempre ha sido un referente en el segmento y sigue siéndolo. Lamentablemente, poca gente lo podrá reconocer ya que se inclinan cada vez más por una SUV más que por un sedán. Es cómodo, grande por dentro, muy bien terminado, lleno de equipamiento y con un manejo sobresaliente, silencioso y agradable.

No es barato, ya que Honda trajo la configuración de motor y equipamiento más cara, pero es sin duda una de las mejores opciones para quienes buscan algo distinto a lo habitual.

Lo mejor es que tras 40 años de vida, Honda se atrevió a arriesgar con esta propuesta de diseño y dinamismo, y les funcionó. Pareciera que la marca va con retraso y se mueve con cierto letargo, pero el Accord nos recuerda que no, que Honda ha ido siempre a la vanguardia.

 

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