Hace 50 años, el 29 y el 30 de mayo de 1969, en la ciudad de Córdoba, se gestó una huelga inédita en la historia argentina, comandada por los gremios y sostenida por estudiantes. Se trató del Cordobazo, una protesta masiva que terminó de empujar fuera de la casa de gobierno al presidente Juan Carlos Onganía, y a la postre heriría de muerte a la dictadura conocida como Revolución Argentina.
Pero... ¿qué tiene que ver esto con el mundo de los autos? Todo. El Cordobazo solamente se puede explicar por la matriz industrial que tenía en ese entonces Córdoba, sostenida principalmente por el sector automotriz. En 1969, la capital de la provincia mediterránea contaba con dos fábricas de vehículos. Así, se había ganado el mote de "La Detroit argentina".
Una fábrica estaba en el barrio Santa Isabel, mismo lugar que hoy fabrica modelos Renault, y que en ese momento era de IKA; y otro complejo en el sudeste de la ciudad, de FIAT, apostado sobre la Ruta Nacional 9 (hoy la marca italiana continúa en Córdoba, con el Cronos, por ejemplo).
La industria automotriz, en pie de lucha
Entre las dos fábricas mencionadas empleaban más de 22.000 obreros, de los cuales la gran mayoría era parte del sindicato SMATA, que tenía un total de 15.000 afiliados, el más grande de toda la provincia. Su titular, Elpidio Torres, era parte del peronismo ortodoxo, aliado con Augusto Timoteo Vandor, jefe de la CGT "legalista", en contraposición de la CGT de los Argentinos, más combativa y con referencia en Agustín Tosco, de Luz y Fuerza.
Para 1969, la situación del país apremiaba y la falta de libertades políticas, con proscripción del peronismo incluído, hacían crujir la realidad interna. Onganía decretó, mediante la Ley 18.204, una jornada laboral de 48 horas semanales, un 10% de aumento en la carga horaria cordobesa. Esto, junto al clima represivo de época, motivó el llamado conjunto de Torres y Tosco a una huelga general de 37 horas, con inicio el 29 de mayo a las 11hs.
Huelga, muerte y caos
El Cordobazo arrancó con columnas sindicales, unidas a organizaciones estudiantiles y sectores católicos, que partieron desde IKA, Santa Isabel hacia el centro de la ciudad. Los trabajadores de FIAT en un principio no adhirieron al paro. Desde el norte de la ciudad, la columna de Luz y Fuerza partió desde la sede de EPEC, la empresa provincial de suministro eléctrico.
Llegando al centro, la policía disparó contra la columna de SMATA, matando al empleado de IKA-Renault Máximo Mena. Esa muerte terminó de desencadenar una reacción popular que obligó a la policía a replegarse y movilizó a los trabajadores de FIAT. Los barrios fueron tomados por los estudiantes y hubo quema de comisarías y de un concesionario de Citroën, además de un corte generalizado de luz en toda la ciudad, que se encontraba en su mayoría fuera de control policial.
Toque de queda y entrada del ejército
Frente a esta situación, el internventor pidió ayuda a las Fuerzas Armadas. El general Eleodoro Sánchez Lahoz, comandante del III Cuerpo de Ejército, fue instruido por el jefe del ejército Agustín Lanusse para hacerse cargo de la situación. Lahoz emitió dos bandos, llamando al toque de queda y facultando a las fuerzas a disparar a discreción.
Durante el día 30 de mayo, el ejército estableció tribunales para juzgar a los que iban siendo detenidos, al tiempo que intentaba recuperar el control de la ciudad. Cerca de la medianoche cayó el Hospital de Clínicas, último espacio ocupado por los rebeldes. Finalmente, 15 personas fueron condenadas a prisión, entre ellas los mencionados Torres y Tosco.
Consecuencias
Luego del Cordobazo, Onganía acabaría siendo desplazado por el mismo Lanusse. El nuevo presidente buscaría negociar una salida con los partidos políticos, pero la continúa proscripción al movimiento justicialista haría de esa tarea una quimera. Viendo la imposibilidad de poner en marcha un acuerdo, Lanusse terminó llamando a elecciones en 1973, las que serían ganadas por Héctor Cámpora, que luego renunciaría para llamar a nuevas elecciones ante la vuelta de Juan Domingo Perón.
La historia del Cordobazo es indisoluble de la historia de la industria automotriz en el país. Nacida en las entrañas de las fábricas de autos, la huelga es un símbolo de la fuerza que supo tener el sector en la dinámica industrial de Argentina. Hoy, en tiempos de retracción ecónomica y con una industria en caída libre, es bueno volver a los libros para replantearnos el rol que ocupa el sector automotriz en la estructura económica nacional, y como su desarrollo es vital para el desarrollo económico de Argentina.