Finalmente, luego de 20 años de negociaciones que parecían eternas, los bloques del Mercosur y la Unión Europea firmaron un acuerdo de cooperación estratégico en Osaka, Japón. En medio del bullicio y festejos, no son pocas las voces de alarma que se hacen lugar en la industria autromotriz argentina.
¿Qué dice?
Si bien falta la ratificación del acuerdo en los parlamentos de todos los miembros de la UE y el Mercosur, además de terminar de determinar la letra chica, hay algunas pistas. Desde la página oficial de la Unión Europea remarcan, entre otras cosas, que los fabricantes europeos de autopartes y autos van a favorecerse con la quita progresiva de los aranceles proteccionistas del Mercosur.
Así, para las autopartes, los aranceles que hoy están entre el 14 y 18%, el acuerdo incluye bajar esto hasta el cero en 15 años de manera lineal. Por el lado de los autos provenientes del Viejo Continente, el arancel de 35% también será eliminado en 15 años, pero con la salvedad de un período de carencia por siete años, compensado con una cuota anual de 50.000 vehículos procedentes de Europa.
¿Cómo afecta?
A grandes rasgos, el problema que se podría dar es doble. En primer lugar, el fin de los aranceles favorecería las importaciones, lo que podría significar un golpe duro para la alicaída industria automotriz nacional, que viene barranca abajo en los últimos meses.
El otro gran problema tiene que ver con el comercio bilateral con Brasil. El fin del comercio administrado significaría un cambiazo profundo de la naturaleza del sector, que está estrechamente apoyada sobre las relaciones comerciales con el país vecino. Así las cosas, desde la industria no son pocos los que ven con recelo cómo el acuerdo favorece notablemente más al agro.
¿Cómo sigue?
Como mencionamos, los siguiente es la aprobación de este acuerdo en los recintos parlamentarios de todos los países afectados. Para ese momento los números estarán más claros y se dispondrá de toda la información técnica para poder analizar de manera más exhaustiva las implicancias del acuerdo en los distintos sectores productivos.
Para darse una idea, al igual que la industria vernácula, sectores agrícolas europeos, liderados por Francia, ya comenzaron a poner el grito en el cielo y a buscar la forma de protegerse de una futura inundación de productos sudamericanos. Probablemente, la industria automotriz, junto a otras que se ven afectadas por la llegada de productos extranjeros (como la vitivinícola o la láctea), estarán mostrando sus cartas en las próximas semanas.