Esta belleza que estás viendo es el McLaren Elva, un sentido tributo a los primeros deportivos de pista fabricados por McLaren para competir en el Grupo 7.
Un viaje al pasado
¿Elva se preguntarán ustedes? Elva, una simpática contracción de "Elle va" (ahí va, en francés), es el nombre de un taller fundado en 1955 por Frank Nichols. Esta fábrica tenía como objetivo hacer deportivos de bajo costo, accesibles y listos para competir, pero en el camino, se fueron asociando con marcas más importantes. Cuando Bruce McLaren quiso competir en las carreras del Grupo 7, el equipo se basó en un chasis Elva dotado de un motor Oldsmobile, lo que marcaría el nacimiento del McLaren-Elva M1, modelo que evolucionó hasta que fue sucedido por el M3 en 1966 cuando el Grupo 7 dio paso a las competencias de Can Am.
Ese biplaza, liviano y potente, fue el primero de una larga tradición de modelos de competencia, al margen de lo que son hoy en día los monoplazas de McLaren y claro, hay un vínculo directo hacia los valores que hoy la firma de Woking incorpora en sus modelos.
Cuando el M1A (fabricado en resina y pesando poco más de 550 kilos) corrió en el gran premio canadiense de autos deportivos (de donde salió la Can Am Challenge) durante 1964, no fue el ganador, salió tercero, pero fue el auto más rápido en la pista, rompiendo varias veces el récord de vuelta. El impacto fue tal, que Elva terminó tomando la producción externalizada de McLaren para crear réplicas del M1A, ya que, en ese entonces, McLaren apenas tenía siete empleados y había muchos interesados en correr con el nuevo auto.
El M1A, como señalamos, dió pie a otros modelos, los que si ganaron cinco veces consecutivas las competencias de Can Am, entre 1967 y 1971.
Volver al futuro
El Elva, por delante y por detrás se parece bastante a los modelos actuales de la marca, tomando guiños del 675 LT. Claro que definitivamente es un auto muy distante de los Sport o Super Series de la marca. Impulsado por un V8 de 4 litros con doble turbo de 815 CV y 800 Nm, (muy parecido al que lleva el McLaren Senna) el Elva postula una carrocería biplaza, de fibra de carbono, sin techo, sin parabrisas (bueno, hay una opción, pero es más bien un pequeño difusor) y sin ventanas laterales, todo para ofrecer la experiencia más viva y más cercana a lo que sucedía en aquellas épocas. En la parte posterior se destacan las dos cabeceras arbotantes y dos tomas de aire sobre los pasos de rueda traseros, los que contrastan dramáticamente con un pliegue que parece dar la ilusión que la cintura del auto fuese muy baja. Estos pliegues se coordinan con las formas envolventes del frente, lo que se conjuga en un diseño altamente impactante, obra del diseñador argentino (nacido específicamente en la provincia de Tucumán) Esteban Palazzo.
Muy importante en el Elva (y que es un guiño al original) es una toma de aire ubicada inmediatamente en la parte superior de la trompa. Esto, en este caso es parte del innovador sistema Active Air Management System, el cual, gracias a un deflector activo, canaliza aire desde la nariz del auto hacia ese respiradero. Esto solamente es para generar una burbuja de aire en el flujo aerodinámico que permite conducir a altas velocidades sin la turbulencia del aire en nuestra cara. Aun así, quizás no te venga mal un casco, aunque McLaren asegura que podrías manejar sin uno.
Otros prospectos de este auto son sus múltiples canales internos para refrigerar el motor o para mejorar el flujo de aire, que es la razón por la cual el Elva no tiene más alerones que un discreto spoiler activo, de ancho completo, que permite agregar carga aerodinámica, así como ayudar a frenar el auto. Hasta el suelo es completamente plano, apelando a sus raíces deportivas.
El interior es toda una experiencia, ya que técnicamente es una interacción conjunta con el exterior. La exposición es total gracias a como fluyen los contornos de las puertas hacia el interior. Aun así, McLaren quiere que te sientas mimado y por lo mismo, se han preocupado mucho de los materiales escogidos y de la ergonomía. Las butacas son personalizables en su configuración de color y podés dotarlas de un arnés de 6 puntas, esto para los creyentes de que los autos no deben ser objetos de colección, sino que piezas de ingeniería para disfrutar en la pista.
Todas las funciones dinámicas del auto están integradas en el cuadro digital de instrumentos. De hecho, las perillas seleccionables están a la mano para que apenas tengas que deslizar tus dedos sobre las levas selectoras de cambios. Al lado, hay otra pantalla de 8" montada en un brazo de fibra de carbono para todo lo que es telemetría, control climático y cámara de retroceso. El sistema de audio no viene de serie, pero se ofrece como opcional. La cubierta posterior esconde espacios para dos cascos, pero deja visibles dos agujeros que exponen los filtros de aire.
La personalización es clave en este segmento de autos, en especial cuando solo harás 399 unidades. Por lo mismo, gamuza sintética, cuero, fibra de carbono traslucida y teñida, o con insertos de metal, así como insignias de oro o platino trabajadas a partir de un curado de escamas de fibra de carbono, son parte de la lista.
El desarrollo del Elva parece no tener límites. Desde las puertas y el suelo expuesto de fibra de carbono, las bisagras de una sola pieza, el sistema de escape fabricado con titanio e Inconel. los frenos de competición, basados en discos carbono-cerámicos, hasta el sistema de dirección con asistencia electro-hidráulica, la suspensión activa y los modos de manejo garantizados por el control de estabilidad y el control variable de drift (si, así se llama), justifican su elevado precio de USD 1.690.000. Si te miraste la billetera y justo te sobra ese vueltito, las entregas del Elva comienzan a fines del 2020.