Todo concluye al fin, nada puede escapar, todo tiene un final, todo termina. En el caso de la Mercedes-Benz, la Clase X quedó lejos de la eternidad, ya que pasará a la historia como uno de los proyectos más efímeros y cuyo fracaso resonó más en la industria. Esta pick up nació como producto de un joint venture con Nissan y prometía impulsar las ventas de todo el Grupo Daimler, pero ahora dejó de fabricarse en la Zona Franca de Cataluña, España, único lugar donde se producía y se exportaba a casi toda Europa, Sudáfrica y Chile.
En Argentina podemos decir con orgullo (?) que tuvimos la primicia, ya que aquí se iba a fabricar la Clase X para la región en la planta de Santa Isabel junto a la Renault Alaskan y la Nissan Frontier (modelo base para ambas chatas) pero todo quedó en la nada. No lo sabíamos, pero ese fue el preámbulo para la muerte de este modelo efímero.
Convengamos que Mercedes-Benz tomó a Nissan en un muy mal momento. El escándalo con Ghosn y problemas de calidad que tuvo la camioneta alrededor del mundo (Mercedes nunca estuvo conforme con la manufactura de Nissan y a eso se le sumaron algunos recalls) hicieron que el proyecto se tornara inviable. Si a esto le sumamos que el mercado de pick-ups en Europa no es ni por cerca lo popular que es en estas latitudes, la Clase X quedó bastante comprometida.
Mercedes-Benz tomó a Nissan en un muy mal momento
Todavía la marca no lo hizo oficial, pero el diario La Vanguardia de Barcelona avisa que Gianluca de Ficchy, presidente de Nissan Europa, se reunió con representantes sindicales para comunicarles la ruptura con Mercedes, lo que impactaría gravemente en los trabajadores de una planta que actualmente está al 30% de su capacidad, y que con esta baja se despide de un 15% del volumen de su producción.
Al contrato entre Nissan y Mercedes-Benz todavía le restan algunos años de vigencia, así que los alemanes, además de soportar las pérdidas de semejante fracaso, además deberían abonarle una compensación a Nissan por la temprana ruptura. Rodarán cabezas en Stuttgart…