Hoy se estrenó a nivel mundial “Schumacher”, documental que se puede ver en la plataforma Netflix y que se vende como un “retrato íntimo” de la vida del siete veces campeón mundial de Fórmula 1.
En el marco de la presentación del film, que promete ser revelador con respecto a los últimos años de vida del piloto alemán, decidimos recuperar su parte más conocida y explayarnos acerca de lo que fue su carrera en la F1.
Como fueron casi 20 años en la categoría, decidimos dividir su historia en dos entregas. Hoy es el turno de sus primeras temporadas, por lo que comenzaremos con el deslumbrante debut en un Jordan y terminaremos con su primera doble consagración, con sendos Benetton.
El debut con Jordan
Schumacher debutó en la F1 en el Gran Premio de Bélgica de 1991. Lo hizo con 22 años y al mando de un modelo que muchos especialistas consideran como el más lindo de la historia de la categoría, el Jordan 191.
El primer monoplaza del equipo de Eddie Jordan (que debutó en la Máxima ese mismo año) fue diseñado por Andrew Green, mientras que era impulsado por un motor Ford Cosworth V8.
Con el nº32 en los laterales del 191, Schumacher sorprendió a propios y extraños al clasificar 7º sobre 34 participantes, y 7/10 por delante de su compañero de equipo, el ya experimentado Andrea de Cesaris (11º). En carrera, la rotura del embrague lo privó de ir más allá del primer giro, pero poco importó: su carta de presentación ya estaba completa.
Primeros años en Benetton
GP de Bélgica 1992. El primer triunfo.
Tras el excepcional primer Gran Premio del Kaiser, Flavio Briatore, por entonces director de Benetton, lo contrató para completar la temporada, sacándolo de las manos tanto de Jordan como de Mercedes-Benz, marca para la que el alemán competía en carreras de resistencia y que lo tenía en cuenta para su ingreso a la F1 en 1993, como motorista de Sauber.
Schumacher completó el torneo de 1991 con el B191, también motorizado por Ford. Sobre cinco carreras logró varios resultados destacados, como tres “Top 6” y un contundente triunfo 4-1 en clasificación a su coequiper, el también veterano y tricampeón del mundo Nelson Piquet.
Para 1992 Piquet se había retirado, por lo que pasó a competir por ser el nº1 del equipo con Martin Brundle, inglés que ya llevaba sus años en el ambiente. Arrancó el año con el B191B, monoplaza que le brindó sus primeros podios.
Tras la 4ª cita Schumacher pasó al B192, el gran artífice de su bautismo triunfal en la categoría, conseguido en el mismo escenario que un año atrás lo había visto debutar: Spa-Francorchamps. ¿El duelo interno? Dominado por el alemán, que además terminó el campeonato 3º, solo superado por los aplastantes Williams.
En 1993 se dio un hecho que marcó su carrera: trabajó por primera vez en la categoría con Ross Brawn, el reconocido director técnico con el que batiría todos los récords en Ferrari.
Teniendo como coequiper al vigente subcampeón del mundo, Riccardo Patrese, Schumacher corrió las primeras dos fechas con el B193 y el resto con el B193B. Al italiano lo superó sin problemas y terminó el torneo con un triunfo y nueve podios, para alcanzar el 4º lugar del certamen.
El bicampeonato
GP de Australia 1994. Tras un polémico toque a Hill (que aquí lo persigue), Schumacher logró su primera corona.
Los cambios reglamentarios reordenaron la grilla de la Fórmula 1 en 1994. Tras el dominio que dos años atrás había ejercido Williams con un monoplaza “robotizado”, la categoría decidió prohibir las asistencias electrónicas, lo que relegó al equipo de Grove y favoreció a Benetton.
El B194 resultó ser un monoplaza particular. Además de su nuevo motor, un Ford Zetec V8, resultó constantemente criticado por sus adversarios, debido a que se sospechaba que contaba con ciertas ayudas electrónicas, como por ejemplo el control de tracción.
Las dudas sobre el monoplaza radicaban en su dominio, ya que Schumacher ganó seis de las primeras siete carreras y siempre clasificó dentro del “Top 3”. Si era solo por el desempeño del auto, el campeonato iba a lograrse fácilmente, más tras el accidente fatal de Ayrton Senna en San Marino (4ª fecha), quien aparecía como su máximo rival.
Dos desclasificaciones y una suspensión por otro par de eventos no privaron al alemán de lograr su primer título, en la última fecha (Australia) y con una maniobra bastante polémica sobre Damon Hill (Williams), su contendiente. Por otro lado, batió sin problemas a su nuevo coequiper, Jos Verstappen, el papá de Max.
Schumi alcanzó la corona a los 25 años, tras obtener 8 victorias, 6 “poles” y 8 récords de vuelta (líder en cada rubro) en las 14 competencias que disputó.
Para 1995, Benetton dejó los motores V8 de Ford y pasó a utilizar los V10 de Renault, los mismos que Williams. Si bien el dominio y los escándalos no fueron similares a los del año anterior, a Schumacher le alcanzó para consagrarse con tres fechas de anticipación.
De la mano del B195, el monarca vigente consiguió 9 triunfos, 4 “poles” y 8 récords de vuelta, suficiente para dejar nuevamente por detrás a Hill. Además, volvió a superar sin mucho esfuerzo a su compañero de equipo, que en este torneo fue Jhonny Herbert.
GP de Alemania 1995. Ante su público, Schumacher consiguió el 5º de sus nueve triunfos del año.
Con casi 27 años, Schumacher ya era bicampeón del mundo luego de alcanzar la gloria con una escuadra que nunca antes había tenido resultados similares. El desafío para 1996 era mantenerse en la cresta de la ola pero con un equipo legendario que, sin embargo, transitaba su racha más extensa sin títulos: Ferrari. De su historia con la Scudería nos ocuparemos próximamente.