A medida que las ciudades crecen, tener un lugar cerrado para estacionar el auto se vuelve cada vez más un privilegio. Muchas personas dejan su vehículo al descubierto, y allí no sólo es vulnerable a las inclemencias del tiempo, sino también al continuo maltrato propiciado por nuestro astro rey.
Así como tu piel necesita protectores de los rayos ultravioleta, nuestro vehículo también los sufre, específicamente su “piel”, o sea, la pintura. Estar un rato al sol no los perjudica, ya que los autos cuentan con una laca protectora que justamente está diseñada para proteger la pintura. Sin embargo, cuando hablamos de períodos prolongados a la intemperie, como por ejemplo años, la cosa cambia. Y mucho.
Una exposición de mucho tiempo al sol hace que ese barniz o laca pierda sus propiedades, se debilite y termine dejando la pintura al desnudo. En consecuencia, el color pierde poco a poco su intensidad y los matices, como así también su brillo. Esto se puede notar si ves un auto viejo que estuvo mucho tiempo al sol, donde seguramente las zonas más expuestas a los rayos UV, como por ejemplo el techo, capot y baúl, cuentan con un color distinto al resto del vehículo.
En el peor de los casos, el barniz o laca se levanta, dejando una mancha un tanto extraña. Para entonces, el daño ya es irreversible, por lo que el auto necesita una visita a la dermatologa... perdón, al taller de pintura.
¿Cómo protejo el auto del sol?
La respuesta es bastante obvia: lo mejor que podés hacer es dejar el auto bajo techo. Sí, sé que muchas veces es complicado y hasta imposible de hacerlo, pero lo que sí podés hacer, si tenés que dejarlo sí o sí en la calle, es tratar de estacionarlo bajo un árbol u objeto que le dé sombra, más que nada durante las horas del mediodía, donde el sol impacta con mayor fuerza.
Por otro lado, si vivís cerca del mar, es importante que sepas que, además del sol, también estás a merced de la corrosión provocada por el salitre y la humedad. En cualquiera de esos casos, es mejor prevenir que curar, así que podés usar una funda protectora, manta, o también ceras protectoras, hechas especialmente para proteger al auto de los rayos UV.
¿Las heces de las aves dañan la pintura?
Lo cierto es que sí, los excrementos de pájaro son especialmente ácidos y corrosivos, por lo que provocan serios daños en la pintura del auto. Para que tengas una idea de su poder corrosivo, el excremento es un problema hasta para la integridad de los monumentos públicos.
La solución a este problema no es otra más que limpiar regularmente el vehículo, ya que, si no los retiramos pronto, los efectos de los cambios de temperatura, es decir la contracción y expansión del metal de la carrocería y la pintura, hará que penetren cada vez más, por lo que quedarán profundamente adheridos y su corrosión se profundizará, llegando hasta el punto de que pueden decolorar la pintura de la zona afectada.
Para lavar los excrementos o cualquier suciedad adherida, siempre es mejor usar un chorro de agua de alta presión antes que frotar, ya que al hacer esto último provocarás pequeños arañazos a la pintura, que con el tiempo perjudicarán la estética del auto.