El Mustang es una de las más grandes instituciones en el mundo del automóvil y en su 60 aniversario va a estrenar a la séptima generación en Argentina con la pre venta pautada para agosto de este año, pero antes Ford nos invitó a Brasil a manejarlo.
La invitación hablaba de manejar al nuevo PonyCar en pista, pero en San Pablo descubrí que salíamos manejando desde las oficinas del óvalo en Brasil hasta la pista, lo que incluyó casi tres horas arriba del deportivo, con el tránsito denso de la ciudad paulista y autopistas.
Ford Mustang GT Performance
Antes de encender el V8 y dejarnos llevar por su música, repasemos las principales cualidades del nuevo Mustang que empezará las entregas en Argentina en septiembre de 2024.
El nuevo Mustang hereda la plataforma del anterior, pero mejorada para lograr un 30% más de rigidez estructural. Las unidades que manejamos, y que vendrán a nuestro país, son las GT, con el pack Performance lo que implica que trae la cuarta generación del V8 Coyote de 5 litros y la caja automática de 10 cambios, pero suma:
- Varias mejoras para entregar 488 CV a 7.250 rpm
- Hace el 0 a 100 km/h en 4,3 segundos
- Llega a 250 km/h cuando la electrónica le corta las patas al pony
- Tiene suspensión adaptativa Magneride
- Tiene estabilizadoras de Mach-1
- Radiador extra para transmisión
- Sistema de frenos Brembo con discos de 390 mm adelante y 355 mm atrás
Hay más elementos específicos de los que hablaremos más adelante.
El nuevo Mustang antes del caos de San Pablo
Antes de arrancar le damos una vueltita al nuevo Mustang y nos encontramos con que es fiel a su legado, pero ahora con un estilo de líneas más marcadas, especialmente en capot, parrilla y en las inmensas ancas traseras.
Luces angostas, la salida de aire del capot (que es funcional), y sobre todo la caída pronunciada de la trompa, además de las puertas sin marco son algunas de las cosas que más me gustaron en el nuevo Pony.
Adentro del nuevo Mustang
Abrimos puertas y se nota un ambiente limpio, materiales buenos en la parte alta y normales del medio para abajo, y algunas partes, como la botonera, que dejan margen para la mejora en encastres, pero los que conocen al Mustang notan el salto cualitativo.
Los asientos de atrás son testimoniales, o para niños, casi no hay lugar para piernas y cabezas de adultos. Adelante se nota que es ancho y que no es un SUV, especialmente cuando querés guardar cositas, igualmente hay una bandeja con cargador inalámbrico para el celu, doble posabotes, una guanterita abajo del apoyabrazos y porta botellitas en las contrapuertas.
Hasta acá no dije nada DEL Cambio en el nuevo Mustang, las pantallas dispuestas en forma de paredón digital, una de 12,4” para el tablero y otra de 13,2” para el sistema multimedia. Hay un millón de seteos posibles para esta coupé, antes de salir elegí el cuadro de instrumentos que imita al del modelo original y el escape en modo ruidoso, pero no de pista.
El nuevo Mustang en el caos de San Pablo y autopista
Suerte que existen los navegadores satelitales, en el caso del Mustang tenés el propio o los que uses conectando Android o Apple inalámbricamente. Arrancamos e ir bien bajo y con un auto tan ancho no ayuda en el tránsito. Las ruedas de perfil bajo tienden a golpear, pero ahí viene la magia del GT Performance, la suspensión se ocupa de mantener todos tur órganos internos sanos.
Las butacas regulan de manera eléctrica en los ejes vertical y horizontal, también la parte lumbar, pero el respaldo es manual, tienen calefacción y ventilación, y lejos de ser tablas de planchar, son indulgentes con la parte trasera del cuerpo. Podés ir bajo o más bajo (bien ahí). Los retrovisores son mínimos, por eso se agradeció el aviso de punto ciego. La dirección no es blanda, pero tampoco pesada
El Mustang es grande para surfear el tránsito, pero apenas ves un hueco alcanza con darle un pisotón para que el V8 te coloque ahí y de paso le regale su rugido a todos, los de adentro y los de afuera.
Abandonamos la ciudad sin nos salieran canas. En autopista pasa lo mismo, el Mustang es cómodo, bien insonorizado y con todas las ADAS funcionando perfecto. A 120 km/h viaja con 2.000 rpm y casi no se escucha el motor, salvo que tengas que acelerar y ahí, el pony vuelve a relinchar al galope.
En un momento del viaje cedí el volante a mi compañero y desde el asiento de copiloto me dediqué a probar cosas como los seteos de sonido de escape, respuesta de la suspensión y más. También probé los posibles tableros, desde los modernos con uno para pista que te pone un mega tacómetro arriba, hasta los dos clásicos que imitan a los Mustangs de los 80s y 60s… dejamos el último puesto casi todo el tiempo.
Nuevo Ford Mustang GT Performance en Pista
Llegamos al circuito. Casco puesto, lo primero que hice fue salir a dar unas vueltas con la genia de @tatomachuca, piloto e instructora, para conocer los secretos del VeloCittá, un trazado hermoso, técnico, con curvas en trepada y unas S en bajada que te sacuden las tripas y te hacen hacen sonreir como en una montaña rusa.
Antes de salir seteamos algunos parámetros colocando modo pista, desde el cuadro de instrumentos hasta el escape, pasando por las indicaciones del equipo multimedia que muestran Gs, voltímetro, etc… Durante las primeras vueltas la única queja de Tato fue no poder desconectar del todo los controles de tracción y estabilidad para jugar a sus anchas, pero la sonrisa que tenía cuándo terminamos fue total, podés verla en los reels y el video de YT.
Hace muchos años tuve la oportunidad de manejar un Shelby GT500 de la quinta generación, con caja manual y eje trasero sólido, por eso cuando llegó mi turno de manejar al nuevo GT Performance esperaba un Hooligan: pesado, áspero e indócil pero con mucha velocidad en recta. El Mustang cumplió en aceleración, pero la sorpresa llegó en la primera curva:
- los frenos son colosales y no se calientan
- la dirección no me pareció muy conectada, pero fue a donde le indiqué
- dobló sin muchas quejas.
En virajes más cerrados la tendencia es a irse de trompa si te pasás en la entrada, pero también busca redondear la curva con el tren trasero. Este Mustang te deja entrar frenando hasta bastante tarde, rota fácil y quizás la mayor queja es que demora un poco en reaccionar cuándo volvés sobre la potencia. Obviamente que en esto hay más electrónica que capacidad mía, pero no me quejo, me di unas vueltas divertidas y sintiéndome seguro, sobre un auto que se nota pesado, pero dócil a la vez, incluso no te maltrata cuando pisás un pianito.
Si me preguntás por las Track Apps que trae el auto para medir tiempos de vuelta y varias cosas más, no tuve tiempo, ni ganas, de usarlas, me concentré en girar unas cuantas vueltas, y ver si se disfruta del manejo del nuevo Mustang. La conclusión es que sí y mucho, pero además, viene en un paquete que no te lleva a sufrir un auto duro, pesado y tosco el resto del tiempo.