Mansory es una empresa alemana reconocida a nivel mundial por modificar los autos más exclusivos del mundo, dándoles un look bastante controversial y en la mayoría de los casos criticado por los fanáticos, y si bien los ejemplos sobran, ahora la compañía presenta el Pugnator.
La nueva creación de Mansory toma como base una Ferrari Purosangue (nos sorprendía que la empresa no lo haya hecho antes) y le da tun tratamiento estético excéntrico, además de algunas mejoras mecánicas, y a continuación te contaremos qué tiene de nuevo.
Mansory Pugnator: estética
Si la Ferrari Purosangue ya era un modelo controversial, Mansory decidió llevar las cosas un poco más al extremo, y por eso presenta una serie de retoques estéticos para el SUV del Cavallino, compuestos principalmente por:
- Pintura especial roja metálica “Vermillion”
- Piezas adicionales de fibra de carbono forjada alrededor de toda la carrocería
- Nuevas llantas de 22” adelante y de 23” atrás
- Nuevos paragolpes y difusor trasero
- Salidas de escape verticales
- Un enorme alerón doble
- Nuevas entradas y salidas de aire, entre otros.
En el interior, siempre que se habla de Mansory podemos esperar lo opuesto a lo sobrio, y esta Purosangue/Pugnator no es la excepción, con tapizados de cuero blancos con detalles rojos, piezas de fibra de carbono, volante bicolor con las luces para el cambio de marchas, pedalera de aluminio, alfombras acolchadas, entre otros.
Mansory Pugnator: mecánica
Si bien la estética es –como mínimo- controversial y te puede gustar o no, lo importante está debajo del capot, ya que Mansory no se conformó con el V12 aspirado de 6.5 L que entrega 725 CV y 715 Nm, sino que adoptó una serie de mejoras para exprimirlo un poco más.
Gracias a una reprogramación de la ECU, un nuevo sistema de escape para hacer que el V12 grite más, además de nuevos convertidores catalíticos, Mansory logró aumentar la potencia de este motor a 755 CV y 730 Nm.
Por último, la empresa no afirma cuánto sale este Pugnator, pero sabemos que esta pieza de excentricismo no será barata, y quien lo quiera deberá desembolsar una buena cifra; sobre gustos, no hay nada escrito.