En Alemania, De Tomaso presentó oficialmente la versión de producción del P72, una belleza sobre ruedas que parece traída directo desde 1965 pero pensada para conquistar las calles de 2025.
Inspirado en el icónico P70, fruto de la colaboración entre el argentino Alejandro De Tomaso y Carroll Shelby, este auto deja de manifiesto que está fuera de la era digital, ya que no ofrece ni pantallas, ni modos de manejo, solo un conductor sirviendo de vínculo entre la máquina y el camino.
El chasís es un monocasco de fibra de carbono hecho de una sola pieza, sin secciones unidas, lo que le da rigidez y ligereza. Nada fue adaptado de plataformas existentes, ya que todo se diseñó desde cero para centrar el motor, optimizar la geometría de suspensión y lograr un centro de gravedad muy bajo.
Si el esqueleto es arte, el corazón no se queda atrás. El P72 monta un V8 de 5.0 litros sobrealimentado por compresor con 700 CV y 819 Nm de torque. Nada de potencia sin alma: este De Tomaso es pura respuesta inmediata y sonido visceral. El escape estilo sesentero convierte cada aceleración en música pura.
Por dentro, el habitáculo parece más una relojería de lujo que un auto moderno: nada de pantallas, solo diales analógicos, botones de metal macizo y una palanca de cambios que está montada en lo que pareciera una escultura flotante. El cuero, el aluminio y cada terminación fueron hechos a mano, con la atención que uno esperaría de un reloj suizo.
Solo se fabricarán 72 unidades, cada una hecha a medida y esta primera versión presentada no está en venta: es la referencia para lo que los clientes recibirán a finales de 2025.
Con el P72, De Tomaso no solo revive la marca; busca resucitar el espíritu del manejo puro y brutal, cuestión que ya está convirtiéndose en tendencia con la fabricación de los nuevos hiperdeportivos artesanales.
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