La promesa de la movilidad autónoma vivió uno de sus momentos más incómodos en San Francisco. Un apagón masivo dejó fuera de servicio a los robotaxis de Waymo, que literalmente se congelaron en plena circulación, bloqueando calles y generando caos vial en una de las ciudades más tecnológicas del mundo.
El corte de energía, afectó en su punto máximo a cerca de 130 mil clientes, pero en lo que a nosotros respecta en este caso, dejó apagadas señales de tránsito como los semáforos, y eso, entre otras cosas fue lo que dejó fuera de combate a los vehículos de Waymo, el servicio de taxis sin conductor de Alphabet.

Videos difundidos en redes sociales mostraron varios autos detenidos a mitad de la calle, con las intermitentes encendidas, incapaces de reaccionar ante intersecciones sin semáforos y un flujo constante de peatones cruzando libremente. Para muchos, fue la imagen más clara de los límites actuales de la conducción autónoma.
En entrevista con el sitio Fortune, Michele Riva, ingeniero en inteligencia artificial declaró que viajaba en un Waymo cuando ocurrió el apagón. El auto siguió avanzando en zonas poco transitadas, pero se detuvo de forma abrupta frente a una intersección muy congestionada y sin semáforos, a solo un minuto de su destino.
Más vale viveza natural que inteligencia artificial

Todo lo anterior lleva a repensar el tema de la inteligencia artificial y las capacidades de autonomía de los vehículos actuales robotizados que, dependen tanto de la infraestructura al punto de quedarse quietos por la falta de semáforos y de capacidad de resolución.
Hace ya varios años, cuando la autonomización de los autos era incipiente, Nissan nos reunió en una charla que justamente planteaba este y otros desafíos. ¿Qué hace un vehículo autónomo cuándo se encuentra con un panorama que no está dentro de su programación? Pongamos como ejemplo una calle doble mano con un carril cortado por reparaciones, normalmente una persona nos daría paso, o en todo caso, analizaríamos el entorno y decidiríamos cuándo no viene nadie para adelantar; pero una IA no es tan creativa, ni tiene la libertad de decidir para ir por la contramano.
En ese momento, la marca nipona habló de crear torres de control donde el auto pudiera "llamar" para pedir soluciones o autorizaciones. Dejemos de lado un panorama tan extremo donde incluso la "torre de control" o las comunicaciones se interrumpieran, volvamos a este caso donde un poco de tránsito y la ausencia de semáforos no solo dejaron varados a los autos, sino que aumentaron el caos en las calles y volvemos a pensar que aún falta más desarrollo.
Un humano con solo dos cámaras, dos micrófonos y una central de proceso más chica que un CPU hogareño (ojos, oidos y cerebro, obviamente), puede resolver estos problemas, aunque claro, también puede distraerse o equivocarse. En todo caso la respuesta de no avanzar por parte de estos taxis fue para evitar un accidente, pero nuevamente hay que pensar si estamos listos para que un apagón nos deje varados en la calle.
Oportunidades de compra