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Peugeot 308 a prueba: más cerca del cielo

Probamos la versión HDi del nuevo mediano del león fabricado en Argentina, que llega para dominar el segmento con propuestas diferenciadoras.

Peugeot 308 a prueba: más cerca del cielo

 

Antecedentes

Al igual que en el Viejo Continente, el nuevo 308 representa una pulida general sobre la plataforma de su antecesor (307), la misma que comparte con varios modelos del Grupo PSA Peugeot Citroën como los 408, 3008, 5008, 308 CC y SW, RCZ, C4, DS4, C4 Picasso y Grand Picasso, con sus modificaciones pertinentes a cada caso como la altura. Esto implica misma distancia entre ejes que el 307 (y que el C4 5P), pero un sutil incremento en el largo total (+65 mm), ancho y altura.

Respecto de la política de Peugeot denominada como “camino hacia la alta gama”, esto se expresa ofreciendo el modelo más equipado y aspiracional en cada segmento donde compite, pero sin abandonar su carácter de constructor generalista. Los tres niveles de equipamiento son generosos, especialmente los dos más altos, y se ofrece en tres motorizaciones, 1.6L nafta de 110 CV, 2.0L de 143 CV y 1.6 HDi de 115 caballos aquí ensayada en versión full denominada Feline.

 

Diseño

El 308 llegó al país con su facelift de mitad de vida ya incluido. Originalmente su frontal era similar al de los 308 CC que llegaron antes de fines de 2011. Entre los cambios, los faros felinos perdieron un poco de agresividad para ganar elegancia mediante un sutil quiebre en la ochava inferior. En el mismo sentido trabaja la boca delantera con contornos más redondeados en tono aluminio mate y láminas cromadas. El remate son las barras de LEDs, un infaltable en cualquier auto que se postule de última generación.

El resto de la carrocería sigue los lineamientos iniciados en el 307 con su arquitectura elevada, aunque todos los paneles difieren, aportando un trabajo suave y continuo en las superficies. Se destacan los guardabarros con canto plano inaugurados en el 207 europeo, los retrovisores montados sobre las puertas y las falsas salidas de aire cromadas en el labio inferior del paragolpes.

Una de las grandes novedades del 308 está en su plano posterior. Inicialmente está compuesto por tres planos horizontales que “agachan” la silueta: luneta, portón y paragolpes. La forma del pilar posterior lanza la carrocería hacia adelante aportando dinamismo junto a la nervadura que parte desde los faros verticales.

 

Interior

Siendo hermano del 408, no llama la atención que comparta con el sedán el logrado estilo y buena calidad de materiales. Puestos a criticar, el decorado de la plancha central y el instrumental con fondo blanco claro no están a la altura de las circunstancias, al menos comparado con el inserto símil metal que rodea el domo de cambios o el eterno pomo en aluminio auténtico.

Alcanza con girar la llave para que el 308 empiece a fascinar a su nuevo usuario, simplemente la pantalla del GPS se despliega, algo propio del Auto Fantástico. El segundo momento sublime viene cuando se pulsa la tecla que corre la cortina del interminable techo de cristal. Debido a la proximidad del travesaño delantero del techo, el conductor casi no lo aprovecha esta superficie transparente, pero el resto de la tropa estará más cerca del cielo. Además, la luminosidad que entrega hace sentir la cabina mucho más amplia.

Respecto del espacio en las plazas traseras, es bueno, pero no vendría mal algo más para las piernas. Hay salidas de aire direccionables para el sector y todo el tapizado de la unidad probada es en cuero incluyendo secciones de las contrapuertas.

 

Comportamiento dinámico

Luego de ver el despliegue de LEDs, techo y GPS, lo primero que llama la atención es la falta de encendido por medio de un botón, sin llave. Al contrario de la mayoría de los motores turbodiésel chicos, la demora en la entrega de la potencia es mínima, consiguiendo la soltura necesaria desde bajas vueltas. El confort de marcha es elevado y solo se turba cuando los posos son muy profundos, debido al esquema de ruedas interconectadas en el eje posterior.

Saliendo a la ruta puede parecer que los 115 CV serán pocos, pero no hay que olvidarse que los turbodiésel vienen acompañados por el musculo de su torque, en este caso 240 Nm, el equivalente a un motor nafta de 2.5 litros. Esto se traduce en sobrepasos seguros, incluso a camiones y con cuatro personas a bordo. En 5° a velocidades legales viaja bastante desahogado, solo cuando se pisa fuerte el acelerador o se pasan estos registros la mecánica comienza a hacerse audible en la cabina. Remata un consumo acotadísimo, así sea a velocidades poco santas como en ciudad.

Dinámicamente, la dirección ofrece un nivel de asistencia correcta, la palanca de cambios necesitaría más precisión y los frenos son potentes, asistidos por el ABS y demás ayudas electrónicas. El calibrado del chasis permite buena estabilidad y perdona errores, sin ser deportivo es veloz en curvones y benévolo con el asfalto en mal estado.

 

Resumen

Si el 308 fuera una película, sería una de efectos especiales pero con buen argumento. Esto quiere decir que antes de seducir con los LEDs, el navegador con pantalla motorizada y el techo cielo, es un buen auto. El calibrado dinámico está bien enfocado para nuestra realidad vial, estable y rápido sin ser deportivo o perder confort. En cuanto al interior, el espacio es algo acotado en las plazas posteriores, el resto está bien realizado, es agradable a la vista y al tacto, y tiene una dotación de equipamiento bien cargada.

Mecánicamente, el mejor respaldo para su propuesta de ser el auto más moderno del segmento sería contar con el 1.6L nafta Turbo y caja de 6 marchas (manual y automática). En el caso de la unidad probada, HDi, tiene empuje necesario y consumos muy contenidos. 

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