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Test drive

Chevrolet S10 CD 2.8 LTZ a prueba

Manejamos la nueva generación de la pick-up del moño en versión manual de tracción simple y equipamiento full LTZ.

Chevrolet S10 CD 2.8 LTZ a prueba

Antecedentes

El nombre S10 tiene una larga tradición, ya sea en EE.UU. donde el modelo se produjo desde 1982, como en el Mercosur, donde desde 1995 es fabricada en Brasil. Luego de recibir un cambio estético importante y varios retoques de todo tipo, la pick-up del moño conservó la misma plataforma hasta este año.

Ahora llega la primera generación completamente nueva desde su lanzamiento en nuestras pampas, también producida en Brasil, país donde fue desarrollada siguiendo la nueva distribución de centros globales de GM, incluyendo a su gemela, la Colorado, como se la conoce en otros mercados asiáticos y del norte.

 

Técnica y mecánica

Al igual que toda la nueva generación de pick-ups medianas, no hay cambios radicales debajo de la piel de la nueva S10, la técnica sigue siendo chasis y carrocería independientes, eje posterior sólido con ballestas longitudinales y delantero independiente con doble brazo.

Las grandes diferencias con los antecesores están en la mayor fortaleza del chasis, el calibrado más refinado y las dimensiones extendidas. Respecto de la generación anterior crece hacia todos los extremos, especialmente hacia los costados con 5.347 mm de largo (+87mm), 1.882 mm (+100 mm) de ancho y 1785 (+66mm) de alto.

En Argentina se ofrece con un 2.8L diesel 16V con turbo de geometría variable, 180 CV y 440 Nm de torque a 2.000 rpm, si la transmisión es la manual de 5 cambios, y 470 Nm si usa la automática de 6 velocidades. Las opciones de tracción son 4x4 y 4x2, como la unidad ensayada que cuenta con equipamiento LTZ, el más completo.

 

Diseño

Estéticamente la nueva S10 tiene dos puntos de vista, desde el frontal y desde la retaguardia, incluyendo las diagonales. Desde atrás, los comentarios en general apuntan al parecido con la Hilux, especialmente en la moldura del costado de la caja.

En el lateral aparece la clásica cuña de Chevrolet y los guardabarros bien ensanchados e integrados a la carrocería que dan modernidad y suman identidad.

Finalmente el frontal respeta el ADN global del moño con faros aguileños, la parrilla en forma de escudo y el capot con dos grandes lomos marcados por fuertes nervaduras.

 

Interior

La cabina ofrece un soplo de modernidad al segmento con su diseño, especialmente en el climatizador con formato circular, gran perilla y pantalla central, fácil de usar y con un diseño que agrega un toque tecno.

Plásticos y encastres ofrecen la calidad de un compacto, dejando lugar para mejoras, especialmente en algunas juntas. La dotación de guardaobjetos es formidable con gavetas debajo de la columna de dirección, a la izquierda del conductor, buches (pequeños) en las contrapuertas, doble guantera con tapa (superior e inferior) y pequeños espacios en el centro, incluyendo el superior con tapa y otro debajo del apoyabrazos.

El estéreo es grande y cómodo de operar, con comandos en el volante. Además ofrece conexión Aux, Bluetooth y por USB, aunque la entrada es mini y no convencional, requiriendo un cable adaptador para enlazar un pendrive o reproductores tipo iPod.

La S10 anterior era una de las pocas pick-ups en ofrecer espacio decente en las plazas traseras y esta nueva generación potencia ese aspecto, incluyendo también algunos espacios debajo de la banca posterior.

 

Detrás del volante

La posición de manejo deseada se alcanza gracias a la regulación eléctrica (LTZ) de la cómoda butaca en cuero (ecológico) que queda algo alta aún en la posición más baja. La columna de dirección se regula en altura, no en profundidad, obligando a llevar algo recto el respaldo. La altura ayuda a tener una posición dominante del entorno con visión completa del capot y la asistencia de los grandes retrovisores.

El volante forrado en cuero y las palancas de la columna de dirección siguen los formatos de los autos de la marca. El cuadro de instrumentos se diferencia con un formato rectangular inspirado en el Camaro que aloja una pantalla digital y dos medidores de aguja profundos con un atractivo fondo semiesférico. Solo se complica la lectura del velocímetro debido a su reducido tamaño.

Siguiendo los parámetros de los nuevos TD comprimidos, el nuevo 2.8 TD resulta perezoso por debajo de los 1.500 rpm, pero prestando atención al tacómetro, se siente rápido y siempre voluntarioso para acelerar. Un ejemplo es en ruta donde pisando la S10 a fondo el velocímetro llegó rápidamente a los 190 km/h. Otro ejemplo del gran torque disponible es la rápida entrada de acción del control de tracción, que salva cualquier exceso con el acelerador, especialmente en curva.

A ritmos ilegales se acentúa el calibrado suave de las suspensiones, una marca registrada del modelo desde su primera generación, donde sería ideal una amortiguación más enérgica para contener los balanceos de la carrocería. En ciudad y caminos destrozados, de tierra o ripio, se pondera este calibrado con movimientos acompasados que la tornan una de las pick-ups más confortables de esta nueva generación.

Si bien no cuenta con 6° en su versión manual, a 130 km/h el motor gira a 2.500 rpm con un consumo promedio mostrado en la computadora de 10.5 km/L. El ruido en la cabina proviene casi exclusivamente del roce aerodinámico, con la mecánica y el rodamiento perfectamente aislados.

 

Conclusiones

La nueva S10 marca un cambio total respecto de su antecesora a la que supera en todos los aspectos. Se inscribe perfectamente en la nueva generación de pick-ups medianas ofreciendo medidas exteriores expandidas, mayor refinamiento y una cabina cómoda, con estilo de SUV y buenas cualidades dinámicas.

Enfocada hacia el confort, parece ser la opción con un cuidado balance entre equipamiento, prestaciones y precio. Ahora habrá que ver la opinión del público cuando lleguen las cifras de patentamientos.

Hernando Calaza. Fotos: Ezequiel Las Heras recomienda