¿Qué pasa cuando uno enfrenta cara a cara a dos grandes?
El escenario era perfecto, una entramada pista de pruebas y dos grandes íconos de la deportividad, el lujo y las altas prestaciones enfrentados.
Los elementos para el banquete estaban servidos, los platillos principales eran el M6 Convertible y el SL 63 AMG V8, había que tener la cabeza fría y no cometer una barbaridad ya que, independientemente de la descomunal potencia, hablamos de vehículos MUY costosos.
En la pista, ambos autos posaron para el fotógrafo lado a lado, cual bellas modelos de pasarela en una erótica danza, muy cerca uno del otro.
El comportamiento de ambos se puede calificar de bipolaridad absoluta, ya que en los modos de manejo “normal” sus maneras son similares a las de una recatada jovencita europea con títulos nobiliarios que estudia en la mejor universidad de la Gran Bretaña. Pero, si se presiona el botón de “Sport” de uno u otro, llamado M en el BMW y AMG en el Mercedes, la conducta de la mencionada jovencita se puede convertir en el de la más atrevida Femme Fatale, sensual, retadora y extrema, así de cambiante es el carácter de los dos.
¿Por qué compararlos con una mujer? Es simple, la belleza exterior de ambos, las líneas fluidas y los diseños extremamente cuidados solamente son comparables a las sensuales curvilíneas de una mujer.
Mercedes-Benz SL 63 AMG V8 Biturbo
Este deportivo es un dos en uno, ya que con el toque de un botón y en menos de 30 segundos se convierte de un aerodinámico coupé a un sensual roadster.
Si bien no se vende en Argentina, su precio es realmente elevado en cualquier lugar del mundo. Ese suculento desembolso permite obtener un impresionante despliegue mecánico, tecnología de punta y un desempeño prístino en las condiciones de manejo que sean, ya que en el SL se puede estar frenado en un habitual atasco vehicular, escuchando una buena pieza musical, aislado del sol por el sistema Magic Sky Control que oscurece al techo de cristal.
En la pista
El ronroneo del V8 es inconfundible al ir acelerando los 560 caballos que se apresuran a galopar entregando la potencia al eje trasero –como debe ser un verdadero deportivo-, la transmisión hace su trabajo casi imperceptible y gracias a los muchos trucos electrónicos, se siente como si viajara sobre rieles. Vuelta a vuelta vamos jugando con el selector de la consola que nos permite elegir los tres modos de manejo y notar las diferencias en cada uno de ellos, llegando al denominado Sport+ que lo convierte en una bestia que hay que saber domar.
Un coche perfecto por el lado que se analice, diseño agresivo, funcionamiento impecable, un clásico súbito.
BMW M6 Convertible
Cuando los productos del constructor de Bavaria están acompañados de la décimo tercera letra del alfabeto sabemos que se trata de un producto radical, una pieza creada con una sola premisa en la cabeza, desempeño. El M6 no es la excepción a la regla y la versión descapotable es la que pusimos a competir con el SL.
El M6 es un 2+2, ofrece asientos funcionales detrás de los principales, pero pese a su enorme tamaño dos adultos no viajarán cómodos mucho tiempo en la parte trasera.
La capota de lona le da ese toque retro, pero lo deja muy mal parado frente a su competidor en éste comparativo, ojo no pretendo decir que sea mala, al contrario, su aislamiento y estructura son dignas de mención, incluso aísla mejor el ruido que muchos modelos con techo duro.
Bajo el capot se esconde un V8 turbo de 4.4 litros, que entrega la friolera de 560 caballos a 5.750 rpm ¡Qué coincidencia, la misma potencia que el SL! ¿adivinaron? La fuerza de torque es también casi la misma, el M6 entrega 677 Nm en el rango de las 1.500 a 5.750 rpm, sólo 2.71 NM menos que el Mercedes.
El motor está acoplado a una transmisión robotizada M de siete cambios que envía el poder al eje posterior.
El manejo en ciudad y ruta es similar a surcar el oceano en el Queen Elizabeth II, al igual que el SL, el M6 ofrece tres modos diferentes de manejo accesibles con el simple girar de una perilla, en el modo de manejo deportivo, sumado al toque del botón M localizado en el volante el M6, deja salir todas sus capacidades, el perfecto reparto de pesos hace que el balance sea neutral y el comportamiento sumamente predecible, aunque no hay que abusar mucho de la física si no se tienen los conocimientos y la experiencia de manejo adecuada para dominar un vehículo del talante del M6 y que pesa más de dos toneladas.
Conclusión
El M6, al igual que el SL 63 son vehículos cargados de estilo y tecnología, capaces incluso de hacer sentir a un inexperto que es un buen conductor en una pista, ese es el grado de perfección mecánica y nobleza dinámica que ofrecen ambos.
En los comparativos y en los concursos siempre hay un primero y segundo lugar, en éste caso la decisión es difícil de tomar, pues –insisto- el desempeño de ambos no tiene ninguna queja.
Siendo fríos y objetivos, el Mercedes-Benz SL 63 AMG V8 Biturbo (laaaargo nombre) ofrece un balance casi perfecto, pues es un dos en uno, un coupé y un roadster, sus contras son el elevado precio y el reducido espacio en el baúl si se pretende circular con el techo abierto.
El M6 ofrece mucho espacio de baúl, puede transportar a cuatro pasajeros, pero el simple hecho que tenga capota de lona lo hace tener una clarísima desventaja con el SL, incluso creo que debería ser más caro y ofrecer un techo retráctil metálico o de materiales compuestos ¡Total, ya entrados en gastos!
El ganador de nuestra comparativa entre alemanes es el Mercedes-Benz SL 63 AMG. Ya que está cargado de detalles exquisitos y es un vehículo mucho más funcional gracias al techo duro retráctil.