Los fanáticos de Jeep se merecen un capítulo aparte entre los fanáticos de los autos en general. Los “Jeeperos”, como se les conoce, tienen una de las más sanas locuras por sus vehículos, saben hasta el código de los tornillos con los que viene armado su todoterreno y conocen al detalle la historia de la marca que les quita el sueño. Ellos no buscan el motor más potente, ni el auto más vistoso, ni el mejor tiempo de vuelta; ellos son felices afuera de la pista, con el barro como hábitat y con las historias como combustible. A estas personas tan particulares les dedicamos nuestra atención y nada mejor para conocerlos que entrevistando al presidente del Jeep Club Argentina, Enrique Davidsohn, para que nos cuente cómo nació su amor por la marca y cómo nació y funciona el Club.
En esta primera parte de la entrevista, nos focalizamos en el funcionamiento y características del Jeep Club Argentina. Mañana no te pierdas la segunda entrega, donde vamos a preguntarle a Enrique qué opina de la competencia y cuál es su mejor anécdota.
¿Cómo fueron los orígenes del club?
En 1992, cuando se abrió la importación de autos norteamericanos, viajamos a los EE.UU. junto con mi socio para conseguir -después de mucho esfuerzo y de pelear por bastante tiempo- la representación de la marca Chrysler en Argentina, específicamente para Capital, Gran Buenos Aires y seis provincias. Ahí empezó la pasión por la marca, porque una vez que vas a Detroit y ves la fábrica, en la que justamente estaban haciendo los primeros Viper en esa época, te quedás asombrado. Recuerdo que por ese entonces me traje de allá un Wrangler.
Ahí empezamos con la importación de Chrysler, abriendo una concesionaria que todavía existe. En esa condición estuvimos hasta 1996, cuando Chrysler decide instalarse en Argentina para empezar a fabricar la Cherokee localmente. A nosotros como importadores nos indemnizó y nos dejó quedarnos como concesionario, yo me abrí del negocio y me quedé con mi Wrangler. Ese mismo año, junto a otros usuarios que ya empezaban a disfrutar de las primeras Grand Cherokees, comenzó la idea de fundar el Club. Una de las primeras cosas que hicimos fue una web, muy rudimentaria, pero imagínense que el internet a mediado de los noventa era así también.
Entonces empezamos a juntar socios y como todavía mantenía una muy buena relación con mis contactos en la empresa, tanto en Argentina como en Detroit, pudimos desde el principio contar con el apoyo de la terminal para el Club, que se mantiene en la actualidad. Hoy tenemos inscriptos a más de 1.600 socios, con gente de todas las edades, en el Club existe una comisión directiva que se encarga de la organización, conmigo como presidente.
¿Cómo funciona el club? ¿Se cobra la inscripción?
No, vos podés hacerte socio de forma gratuita, no se cobra nada. Cuando nosotros organizamos una travesía, cada uno se paga lo suyo, combustible, hospedaje, etc. Nosotros recomendamos algunos hoteles y si el grupo es grande, gestionamos descuentos y beneficios. La comida se divide, tal como en un grupo de amigos. Distinto es cuando nos invita Chrysler, ahí es todo gratis.
¿Son muchos cuando realizan eventos y travesías? ¿Suelen hacer turismo además de off-road?
Siempre tratamos de ser grupos reducidos, de 10 a 15 autos, más de eso ya puede ser peligroso, solemos hacer turismo pero siempre mezclamos algo de off-road, si encontramos aunque sea una montañita obviamente tenemos que subirla.
¿Los integrantes del Club manejan Jeeps clásicos o modernos?
El 90% lo hace con Jeeps modernos, hay un club que es de Jeeps clásicos con el que tenemos una muy buena relación, frecuentemente hacemos un viaje a Concordia y nos encontramos allí con ellos, este año sumamos en conjunto unos 37 vehículos, una experiencia muy linda. Otra experiencia interesante son las travesías solidarias que realizamos, apadrinamos dos escuelas, una en la Pampa de Achala, a la que vamos hace ya unos 23 años todos los 25 de mayo, donde la escuela generalmente cierra por la nieve. Allí subimos la montaña, cantamos el himno con los chicos, jugamos con ellos y pasamos el día. Ahora también apadrinamos una escuela en Colonia Ayuí, que está cerca de Concordia. Ellos quieren fundar una biblioteca y este año empezamos a llevarles libros, estanterías y cosas que conseguimos a través de los socios. También hemos hecho viajes largos, como a Manaos, Machu Picchu, al Amazonas, etc.
¿Y las mujeres en el Club del Jeep?
Principalmente están las compañeras nuestras, que nos bancan siempre, pero últimamente también se están viendo algunas mujeres piloto. Los que vienen también son nuestros chicos, casi todos los integrantes tienen hijos, así que los encuentros son bastante familiares.
¿Cuántos encuentros hacen por año?
No menos de 12, siempre nos juntamos todos los meses, a veces hay un mes donde no hay ninguno pero al otro mes hay dos.
¿Qué trucos tienen para cuando la cosa se complica? ¿Es verdad que se puede calzar una cubierta desbandada con aerosol y fuego?
¡Yo lo hago con nafta! –risas-, se pone nafta en el borde, se le deja que entren un poco los gases, se le tira un fósforo y ¡plum! la llanta se levanta como medio metro del piso y queda calzada. En mis archivos tengo filmaciones de alguna vez que lo hicimos, obviamente no es recomendable si no sabés lo que estás haciendo. Pensá que nosotros cuando vamos a la arena no es que desinflamos un poco los neumáticos, directamente los dejamos sin aire y subimos lo que sea, por eso ya estamos cancheros con ese tema.
¿Tienen contacto con otros clubes de Latinoamérica?
Nosotros trabajamos en conjunto con el Jeep Club Internacional que está en Bélgica, el anteaño pasado fui a ver a su presidente y el año que viene él me devuelve la visita y lo vamos a recibir nosotros acá, que somos el único club oficial que hay en Sudamérica. Hay uno en México y otro en Venezuela que son de la terminal, y después, Clubes del Jeep hay millones, pero así con apoyo institucional como el nuestro no hay.
¿Hacen algo para la gente que se compra un Jeep pero que no sabe de off-road?
Si, muchas personas se acercan al club con esa condición, nosotros tenemos un piloto colombiano que nos dá una mano en los eventos, lo conocemos hace muchos años, el es mecánico, piloto y buena persona. Él viene y nos ayuda, cuando hay muchas personas en la travesía, el da charlas y está constantemente ayudando a los participantes.
Cuando hacen las travesías ¿Hacen concursos de habilidades entre los participantes?
A veces, nosotros lo que damos siempre en cada travesía es el premio al “Espíritu Jeeper” que se lo damos al más solidario, al que ayudó mas, se embarró más, al típico tipo “pierna”. También le entregamos un libro con la historia de Chrysler. Y lo hacemos hasta ahí, no queremos llevar el tema hacia el lado de la competencia, a todos nos gusta pero siempre se generan rispideces y el espíritu “jeepero” vá mas por el lado de la solidaridad que de ganarle al otro.
Mañana no te pierdas la segunda parte de la entrevista, si querés saber más sobre el club visitá: www.jeepclub.com.ar