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Prueba Renault Kangoo Sportway

¿Afectó el rediseño a la practicidad del modelo del rombo?

Prueba Renault Kangoo Sportway

La Renault Kangoo lleva varios años en el ruedo en nuestro país, siempre con muy buenos resultados comerciales gracias a su combinación de buen precio con practicidad tanto laboral como familiar. Lo curioso es que, desde su lanzamiento en 1998, solo tuvo un rediseño importante producido en 2008 y luego siguió su camino hasta finales de 2013, cuando recibió algunos retoques cosméticos.

 

Diseño e interior

El rediseño de 2008 trajo algunas novedades interesantes en la estética de la Kangoo, que abandonaba el look simpático en favor de uno más serio cortesía de un capot con nervadura central y ópticas estilo diamante con los giros incorporados. Todo esto se mantiene inalterado en esta actualización que cambia el paragolpes con protectores más sobresalidos en los laterales y una moldura metalizada en el centro con forma de barba candado. Remata la parrilla, ahora en negro con el formato de la nueva boca Renault y una gruesa barra central que sostiene un rombo cromado XL.

El resto de la carrocería se mantiene prácticamente inalterada, mientras que en el interior parece haberse simplificado. El tablero abandona el tratamiento bitono y ahora suma detalles metalizados en elementos como las bocas de aire. Lo curioso es que desaparecen componentes como el pequeño domo de información en el centro del tablero o las redes situadas sobre las puertas corredizas.

Otro cambio está en el cuadro de instrumentos, ahora con un display entre los dos relojes principales. Finalmente, habría sido bueno aprovechar la actualización para mejorar la ergonomía de algunos controles como los de las ventanillas eléctricas alojados muy abajo en el portaobjetos de la puerta.

 

Comportamiento

La Kangoo sigue siendo animada por el conocido 1.6L de 95CV que empuja bien en ciudad, teniendo en cuenta el peso del vehículo. En ruta, el freno de la gran área frontal y la vocación de carga del modelo piden una 5º relativamente corta que hace circular a 120 km/h (113 reales) con poco más de 3.000 rpm, lo cual ya empieza a generar algo de rumorosidad en la cabina.

Uno de los aspectos interesantes de la Kangoo es que la posición de manejo es relativamente baja, con el volante más vertical de lo esperado para este tipo de vehículos. Esto hace que el techo parezca aún más alto, magnificando la sensación de espacio, que es realmente grande. Solo nos gustaría que el asiento trasero sea al menos partido y que tuviera los tres cinturones de seguridad de tres puntos en lugar del central ventral. Más interesantes son las mesitas tipo avión en los respaldos delanteros.

El resto del Kangoo sigue igual, es confortable, fácil de manejar y estable, siempre respetando su propósito y altura. Así se sigue convirtiendo en una buena opción de vehículo familiar.

 

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