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Prueba Honda Civic Type R: Megazord con anfetaminas

Se vé como un robot japonés y se comporta como si estuviese pasado de pastillas.

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Como parte de nuestro Especial de Lo Mejor de 2017, tuvimos la fortuna de reunir en la misma pista a los máximos referentes de la industria automotriz, en un esfuerzo mancomunado entre todos los países donde Autocosmos está presente. Fue así que nos reunimos en México, donde pasamos algunos días junto a vehículos como el Civic Type R, que si bien no llegará a la Argentina, es bien conocido por los entusiastas.

La carta principal de este super hot hatch nipón es sin duda su título como el rey de Nürburgring  en la categoría de vehículos de tracción delantera al haber completado el circuito Nordschleife en 7:43.80. 

Diseño como salido de un animé

Uno de los detalles interesantes y que podrían pasar desapercibidos, luego del teatral exterior es el de los emblemas en color rojo, reservado exclusivamente para los modelos de prestaciones más deportivas. El color blanco de la carrocería también tiene su historia, se denomina Championship White y es un homenaje al RA272 que en 1965 en el marco del Gran Premio de México le dio su primera victoria a la firma en la máxima categoría de la mano del piloto Richie Ginther y que llevaba los colores de la bandera nipona, es decir totalmente blanco con un gran círculo rojo en la parte frontal.

Tratándose del Civic Type R, de lo único que no podemos dejar de hablar es de la apariencia exterior y es que podemos decir que es agresiva, atractiva, exagerada, o casi cualquier otro calificativo cabe con un diseño tan extremo y que bien podría haberse concebido para una serie de animación japonesa. Sin embargo Honda asegura que todos los elementos incorporados tienen una función real, empezando por supuesto por el gigantesco alerón posterior que genera muchísima carga aerodinámica.

podría haberse concebido para una serie de animación japonesa

Siguiendo con la parte trasera, la aparatosa salida de escape triple, cuyo agujero central que es de menor diámetro y tiene una función de resonador para entregar una mejor nota, mientras que en el modo +R, genera algo de succión para mejorar el flujo de salida de los tubos ubicados a los costados. Esta salida de escape está flanqueada por un gran difusor que también tiene una función real.

Sin embargo, también encontramos elementos como las tapas en color negro que simulan una salida de aire con rejillla de panal y cuya única misión es la de hacer lucir más agresivo al Type R, “como si eso fuera necesario”, con lo cual queda claro que no todos los detalles visuales agregados por el fabricante en verdad tienen una tarea funcional.

De costado, destacan los faldones laterales que aunque lo parezca, no están fabricados en fibra de carbono y que contribuyen muchísimo para el desempeño aerodinámico del vehículo. Por su parte los guardabarros delanteros finalizan con una masiva salida de aire que dirige el flujo proveniente del motor y sistema de frenos hacia los ya mencionados faldones.

Por último en la parte frontal se destaca el spliter (que tampoco es de fibra de carbono) las inmensas tomas de aire centrales que sirven para enfriar intercooler y motor, así como la del capó, cuya función no es de enfriamiento, sino de ayuda a disipar el calor generado por el conjunto mecánico.

Cabina bien Racing

Puertas adentro nos topamos con un diseño familiar que ya conocíamos del Civic, sin embargo el Type R incorpora numerosas decoraciones y detalles que fortalecen su espíritu deportivo, empezando por la moldura roja que rodea todo el tablero, así como el inserto que simula fibra de carbono.

El volante multifunción forrado en cuero con costuras en color rojo e insertos de cuero en ese mismo color hace juego con los increíbles asientos deportivos que ofrecen inmejorable sujeción lateral y al mismo tiempo un nivel de comodidad que no encontramos siquiera en los asientos de cubo de otras marcas de altísima gama como los Porsches.

En la parte inferior de la palanca de velocidades se encuentra una placa que nos indica la numeración del Type R y aunque no se trata de un vehículo de producción limitada, este detalle suma bastante para construir ese halo de exclusividad que busca la marca.

Por su parte, el tablero de instrumentos ofrece algunas funcionalidades específicas para el manejo deportivo que se pueden seleccionar desde los controles del volante; en una de las pantallas hay dos gráficas de barras, del lado izquierdo nos indica cuanta potencia del motor estamos utilizando, mientras que del derecho observamos cuanta de la capacidad de frenado estamos empleando. Otras pantallas nos permiten ver la entrega del turbo, fuerzas G, tiempos en pista y por último, mi favorita, en donde vemos una serie de luces que van de verde a rojo conforme nos acercamos a la zona roja del tacómetro y nos indican el momento preciso en que hay que hacer el cambio de velocidad.

Es cierto que el Type R es un deportivo de altos vuelos, pero también es un vehículo perfecto para el uso diario, empezando por el sistema multimedia, que es muy completo. Del lado negativo se mantiene la barra táctil para subir y bajar el volumen que es un auténtico dolor de cabeza, más aun cuando la firma ya lo solucionó en la CR-V integrando un control en forma de perilla.

también es un vehículo perfecto para el uso diario

En la parte trasera parece que Honda se olvidó de imprimir la misma experiencia deportiva para los pasajeros. Y es que la tela con la que está forrado el asiento es infinitamente de inferior calidad en comparación con la de los asientos delanteros y ese mismo material es el que fue utilizado para forrar las puertas, a diferencia de la alcántara que se utilizó adelante.

Aunque se mantienen los cinturones de seguridad en color rojo, se extrañan elementos como salidas de aire acondicionado, puertos USB e incluso reposabrazos con portavasos.

Manejo como de auto de carreras

Tras el volante lo primero que destaca es la extraordinaria puesta a punto del chasis, el Type R es impresionante e incluso por la forma en que se planta en curvas o lo difícil que resulta descolocarlo en ocasiones nos hace olvidar que se trata de un auto de tracción frontal.

En gran medida también debido al diferencial de derrape limitado que gestiona impecablemente la potencia del nuevo motor cuatro cilindros de 2.0 litros turboalimentado que además cuenta con la famosa tecnología VTec de apertura variable de válvulas,

Dicho motor entrega 306 CV y 400 Nm de torque acoplado a una transmisión manual de seis velocidades que por cierto es una delicia, cuenta con función “Rev Match” que empata automáticamente las revoluciones, con lo cual le ahorra al piloto la necesidad de hacer el punta-taco.  Asimismo, sorprende lo suave pero al mismo tiempo preciso que es el embrague, por lo tanto la comparación con el Ford Focus RS es irremediable, y es que el exponente norteamericano tiene un pedal muy duro que te aniquila la pierna izquierda y resulta muy cansador luego de un embotellamiento.

 306 CV y 400 Nm de torque acoplado a una transmisión manual de seis velocidades

Por su parte, los tiros de la palanca (fabricada en titanio de una sola pieza) son cortos y precisos. Si bien Honda siempre nos ha acostumbrado a excelentes transmisiones manuales, con el Civic Type R se superó a sí misma.

El modo de manejo por default al encender el vehículo es el Sport, cuenta con tres modos que se eligen mediante un switch ubicado a un costado de la palanca de cambios. Al cambiar a modo Confort la suspensión, dirección y respuesta de acelerador se vuelve mucho más civilizada, teniendo en mente que se trata de un auto deportivo, aunque en comparación con el Focus RS, es tremendamente más amigable. Y es que el Ford aún en su modo de manejo más confortable es terriblemente duro, tanto que va castigando a sus ocupantes en todo momento, el setting de la suspensión es muy rígido. En cambio, el Civic sorprende por lo cómodo que puede llegar a ser sobre todo considerando los neumáticos de 20 pulgadas con un perfil 30, que es bastante delgado.

Adicionalmente cuenta con un modo de conducción todavía más extremo, denominado +R. Al seleccionarlo, el instrumental cambia por completo a color rojo y obtenemos el carácter más deportivo y radical que es capaz de entregar el Type R. En este caso la dirección ya es pesada y el Civic apunta con precisión quirúrgica, el pedal responde a la menor insinuación y el VSA se vuelve mucho más permisivo.

Hablando puramente de velocidad y que tanta capacidad tiene el Civic Type R para pegarte al asiento al acelerar, tengo que decir que aún cuando 306 CV es un número nada menor, la sensación no es tan violenta, aunque llegues a 100 Km/h desde la partida detendia en 5.8 segundos. Por otro lado, el sistema de frenos está firmado por Brembo y es capaz de detener al Civic con una eficiencia difícil de creer gracias a unos discos de 350 mm con pinzas de 4 pistones, son en verdad impresionantes.

¿306 CV al eje delantero = Problemas?

Hay una gran preocupación en este vehículo debido a que se trata de un tracción delantera y es que la regla dice que mucha potencia enviada al eje frontal es una receta para el desastre, ese efecto que tiene la potencia sobre la dirección se conoce como Torque Steer.

Y lo probé en varias ocasiones para cerciorarme. El Honda Civic Type R no tiene torque steer y aunque parezca magia, se trata de una ingeniería de alto nivel contenida en el sofisticado diferencial de derrape limitado y que controla al instante la velocidad de giro de las ruedas para evitar este peligroso problema.

Por otro lado, el diferencial al controlar tan eficientemente el giro de los neumáticos, al salir de las curvas a toda velocidad puede llegar a entorpecer ligeramente la entrega de la potencia, lo que en parte podría ser la razón de que en ciertas circunstancias el Type R no transmita esa fuerza de aceleración que esperaba.

Vamos a pistearlo

En pista, el Type R se agarra al piso y no se quiere soltar. Inclusive cuando entrás pasado a una curva, deja que el tren delantero chille, resbale un poco y vuelve a clavar las uñas en el asfalto. La clave está en soltar el acelerador a tiempo, dejar que transfiera peso al frente y acomode la cola, para volver rápido sobre el acelerador.

Lo auténticamente maravilloso de este Civic pasado de esteroides es la confianza que te da detrás del volante. El tacto es planamente mecánico, desde la dirección pesada hasta la selectora con bocha redonda de aluminio y vástago tan corto como los recorridos de un cambio a otro. Si hay electrónica cuidándote, no te das cuenta, a lo sumo está recuperando el agarre controlando el diferencial delantero.

Conclusión

No queda duda de que el Honda Civic Type R es un deportivo increíblemente refinado y capaz, que transmite toda la confianza aún al límite. El desarrollo es de una sofisticación de tal nivel que aún superando los 300 CV, no existe torque steer en absoluto, lo que aunado a una transmisión que es una joya y un excepcional sistema de frenos hacen en conjunto un deportivo muy especial.

sensación de ir piloteando un Megazord

Adicionalmente, el dramático exterior (que eso sí, no es para todos los gustos), en combinación con el interior lleno de detalles Racing generan una sensación de ir piloteando un Megazord. Obviamente no es una decisión de compra racional, sino una gran excusa para dibujarte una sonrisa en la cara.

 

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