Viajamos hasta la más grande de las islas baleares, Mallorca, para conocer de primera mano la actualización de la exitosa Porsche Macan, un vehículo extremadamente importante para la firma de Stuttgart.
Esta SUV debutó en el mercado en 2014 como la segunda en la historia del fabricante, siguiendo los pasos de la Cayenne. Desde su introducción se han comercializado más de 350.000 unidades, una cifra nada menor, sobre todo si consideramos que el objetivo anual en aquel momento era de 60.000 unidades. Es decir, superó con creces las metas originales, e incluso en su mejor año se colocaron unas impresionantes 97.000 unidades.
Hemos repetido que el éxito de Cayenne y Macan es una gran noticia, ya que ello permite a Porsche seguir desarrollando su gama de deportivos (911 y 718), muy de nicho.
Claro, luego de algunos años en el mercado, era necesario actualizar la Macan, con lo cual, la marca presentó en el marco del Salón de París de 2018 una renovación, es decir, no se trata de un producto completamente nuevo, aunque como sucede siempre con Porsche, las renovaciones van mucho más allá de lo estético.
Pocos cambios estéticos
En donde encontramos menos cambios es precisamente en el diseño. Al frente, tenemos nuevos faros con luces de posición LED de cuatro puntos, una nueva disposición frontal con tomas centrales y laterales más grandes, llantas con un nuevo diseño y de hasta 21", mientras que en la parte posterior tenemos luces rediseñadas tridimensionales de LED con lenguaje de diseño que hiciera su debut con el Panamera.
Más conectividad
Puertas adentro la mayor novedad se encuentra en el Porsche Communication Management que ahora incorpora una pantalla HD de 10,9”, la misma que debutó en el Panamera y ahora también está disponible en la Cayenne y que es completamente configurable.
Ésta cuenta con conexión LTE, Apple Carplay y Amazon Alexa. Sin embargo, por cuestiones de espacio, esta decisión obligó a recolocar las salidas de aire centrales por debajo de la misma. La ejecución es perfecta y le permite a la SUV ofrecer lo último en materia de conectividad.
El volante también es nuevo, y es multifunción, pero ahora suma el control circular para seleccionar los diferentes modos de manejo, así como el sorprendente Sport Response buton, que le permite al conductor obtener el máximo performance por hasta 20s con solo oprimirlo, una función que luego de varios años y utilizarla en diferentes modelos de la gama sigue pareciendo auténtica magia.
Por su parte, en cuanto detalles, calidad de ensamble y materiales, no hay queja posible. Bueno, casi: por un lado, la consola central llena de botones se mantiene sin cambios, y luego de ver el nuevo lenguaje más limpio y minimalista de la marca hacen ver un tanto vieja a la Macan.
Por otro lado, otro punto "bajo" es que el cuadro de instrumentos mantiene la propuesta solo de relojes analógicos en lugar de las pantallas HD ubicadas en los costados del gran tacómetro. Para este último punto, la gente de Porsche fue enfática en que es intencional, ya que el cuadro con pantallas está reservado para los modelos más exclusivos de la gama.
Furia de seis cilindros
La Porsche Macan que probamos lleva un motor 2.0 L turbo con 245 CV y 354 Nm de torque, con el que es capaz de lograr un 0-100 km/h en 6,5s. Sí, hay una pérdida de 7 CV en comparación con el modelo anterior y esto se debe a la necesidad de incorporar unos nuevos catalizadores para cumplir con la nueva normativa de emisiones.
Por su parte la Porsche Macan S estrena un nuevo V6 de 3.0 L turbo, ahora alojado al interior de la V, y que fue utilizado por primera vez en el Panamera. Esta solución debido a que tiene una distancia mínima entre la cámara de combustión y la turbina garantiza respuesta inmediata, al tiempo que se logra mayor torque gracias a que el turbo es más grande.
Lo anterior significa que la Macan S entrega 118 CV por litro de desplazamiento, un total de 354 CV (14 cabalos más que antes) y 480 Nm, suficientes para lograr un 0-100 km/h en apenas 5,1s, así como una velocidad máxima de 254 km/h.
La potencia es enviada a las cuatro ruedas vía la ya conocida transmisión PDK de siete cambios que también recibió cambios. En modo “Sport” es ligeramente más rápida que antes, mientras que en modo “Normal”, cambia rápida y suavemente hacia relaciones más altas para proteger los consumos, adicionalmente cuenta ahora con función “Coasting”, con lo cual se desconecta del motor bajo ciertas circunstancias como al circular por una pendiente para ayudar a mejorar la eficiencia.
Por su parte, la función Start & Stop ahora es más inteligente y es capaz de apagar el motor mientras nos aproximamos a una luz de semáforo en color rojo y no únicamente hasta haber hecho alto total, con lo cual, también se reducen los consumos.
Pero los cambios no terminan con el nuevo motor, ya que los ingenieros de Porsche hicieron modificaciones sutiles en buena parte de los componentes del chasis para garantizar que el modelo se mantuviera como la referencia en materia de manejo deportivo en relación con su competencia.
Además del sistema de tracción integral, que envía por defecto más potencia al eje trasero, reacciona más rápido que antes, la suspensión frontal reemplaza algunos componentes de acero por aluminio, con lo cual se reduce el peso no suspendido en 1,5 kg al tiempo que se mejora la rigidez.
Por su parte, el pedal de freno ahora está fabricado en fibra de vidrio reforzada con un plástico termoformado con una estructura de inyección de plástico que pesa 0,3kg menos que antes, además de que se trata de una palanca más corta. Este cambio sirve para mejorar la velocidad de respuesta del sistema de frenos, mientras que el conductor tiene una respuesta más precisa. Lo anterior, en adición a que los discos de frenos ahora son 10 mm más grandes (360 mm), aunque si se requiere, el sistema de frenos de compuesto carbono-cerámico está disponible de manera opcional.
Y ya que hablamos de opcionales, la suspensión de aire Porsche Air Suspension Management PASM, así como el Torque Vectoring Control también se pueden equipar.
Seguridad
Finalmente, elementos como airbags, ABS y ESP están presentes, pero también, las asistencias a la conducción llegan a la Porsche Macan. El control de crucero activo con Traffic Jam Assist nos permite mantener el carril sin intervenir en velocidades de hasta 65 km/h, además de que se encarga de las labores de acelerar y frenar a bajas velocidades. Adicionalmente tiene cámara de 360° y asistente de estacionamiento.
Comportamiento dinámico
No estamos seguro si la gente de Porsche planeó la ruta por Mallorca para que anduviéramos en círculos, pero la isla nos pareció inmensa. Tiene algunos de los caminos con curvas más desafiantes que nos hayan tocado transitar, muy cerradas, con pendientes, a veces demasiado estrechas y en algunos momentos aparentemente interminables. No eran para andar a altas velocidades, más bien la idea era resaltar las virtudes de la Macan como verdadero deportivo, aun cuando se trate de una SUV.
Si bien, en el último tiempo la competencia ha evolucionado dramáticamente, siendo la X3 M40 la que más se ha acercado a la Macan en materia de manejo, con esta actualización Porsche vuelve a subir la vara. Tanto, que la línea divisoria entre ésta SUV y un deportivo en serio se ha diluido por completo. La idea del fabricante era lograr un desempeño emocionante, y nos parece que tuvieron éxito.
La Macan apunta y frena como las mejores, se percibe ágil, incluso ligeramente más que Panamera o Cayenne, que cuentan con sofisticadas barras estabilizadoras activas, ejes traseros direccionales y más electrónica que una nave espacial. Pero la pequeña SUV de Porsche tiene de su lado la menor masa y eso hace una gran diferencia.
Incluso en la variante 2.0 L, el manejo es tan refinado, va tan bien plantada y transmite tanta confianza que nunca sientes que entras pasado a ninguna curva, es en verdad sorprendente. Evidentemente si a esto agregamos el poder y capacidad de respuesta del nuevo V6, la cosa es todavía mejor.