El futuro de la economía de la industria es sumamente incierta, y puede haber más ruido. Esto se debe a la intención del gobierno de Donald Trump de imponer aranceles a la importación de autos y autopartes, buscando vigorizar el comercio interno.
En caso de que se cumpla esta imposición de impuestos por parte la Casa Blanca, la mayoría de los analistas económicos advirtieron que esta medida, lejos de incentivar el consumo doméstico, tendría un efecto negativo en la economía. Con un gravamen a los vehículos importados, además de subir los precios de los mismo, se desencadenaría un impacto en la economía en general, ya que los fabricantes se verán en la necesidad de reducir los puestos de trabajo para compensar las perdidas monetarias.
Algunos expertos ven esta amenaza arancelaría del gobierno de Trump como una medida para que Japón y la Unión Europea cedan a no interponer impuestos a los autos importados desde Estados Unidos, como parte de una débil guerra comercial en ciernes.
En países como Argentina, este tipo de movimientos aceleran la impredecibilidad de la marcha de la economía. Si recrudece esta tensión entre las potencias, el mercado interno, que desde la llegada de Mauricio Macri al poder ha aumentado su dependencia a la importación, podría verse negativamente afectado.