Hace 10 años, Ford anunciaba la venta de Volvo al conglomerado chino Zhejiang Geely Holding por USD 1.800 millones. Por entonces, la compañía sueca integraba el ya deficitario Premier Automotive Group junto a Aston Martin, Jaguar y Land Rover, pero la crisis económica en la que estaba sumida la firma del Óvalo la obligó a desprenderse de todas sus marcas.
Que Volvo cayera en manos chinas fue todo un tema. Hubo muchos prejuicios vinculados a una caída de su calidad, al freno de los desarrollos tecnológicos y a una baja generalizada en el posicionamiento de la marca. Sin embargo, la historia terminó siendo totalmente distinta.
En estos 10 años, Volvo mantuvo su independencia y recibió una millonaria inyección de capital de su matriz china, nada menos que de USD 14.000 millones en cuatro años, lo que le permitió no sólo desarrollar tecnología para la marca sino también para todo el grupo. Así, Volvo pasó a ocupar una posición impensada en 2010, al competir de igual a igual con los principales fabricantes premium del mundo.
Hoy opera plantas en Europa (Suecia y Bélgica), Estados Unidos y China y su gama de modelos es totalmente nueva. Tiene un nuevo diseño exterior nacido con el concept XC Coupé, cuenta con tres SUV muy premiados en el mundo (XC40, XC60 y XC90) y una gama de innovadores sedanes y familiares (V60, S60, V90 y S90). Desarrolló dos plataformas modulares (SPA y CMA) que también son usadas por las nuevas marcas del grupo (Polestar y Lynk & Co.), además de una familia de motores también modulares (Drive-e), un sistema inteligente de asistencias con conducción (IntelliSafe) y un muy intuitivo sistema multimedia (Sensus).
La calidad de los productos impactó directamente en sus ventas, que no pararon de crecer. Sólo en 2019 vendió 705 mil unidades a nivel mundial, casi el doble de lo que vendía una década atrás, lo que también le brindó retornos económicos generosos a Geely, con beneficios operacionales de USD 1.400 millones.
El movimiento hecho por la compañía china en 2010 terminó convirtiendo a esta en un gigante ya no sólo de su país sino a nivel mundial, causando admiración incluso en los tradicionales y centenarios fabricantes occidentales.
Hoy, en plena celebración de los 10 años, Volvo anuncia metas ambiciosas en materia eléctrica tras el lanzamiento de su primer modelo de este tipo: el XC40 Recharge. En concreto, para 2025 sólo espera vender modelos eléctricos, divididos en partes iguales entre híbridos enchufables y 100% eléctricos. Además, anunció que apurará el desarrollo de Zenuity, su flamante sistema de conducción autónoma, que debutará en 2022 con la nueva platafoma SPA2, instalada en la nueva generación del XC90.
Sin duda, para Volvo se trató de una gran década.