La racha sin títulos en la Fórmula 1 era algo que preocupaba en demasía a Enzo Ferrari. El último festejo grande había ocurrido en 1964 de la mano del inglés John Surtees, quien había logrado el campeonato con un punto de ventaja sobre su compatriota Graham Hill de BRM. Durante el resto de la década ’60 la Scuderia había acumulado más decepciones que alegrías, pero la llegada a los ’70 fue tomada como el trampolín para volver a la senda del éxito.
Ferrari 312
La nomenclatura 312 de los bólidos rojos, que se había establecido en 1966, se mantenía con ciertas variaciones para definir a los autos ideados por Mauro Forghieri. Sus diseños seguían los estándares de la época, pero los festejos no aparecían. Así fue que el 28 de agosto de 1972 -en un claro intento de revertir la situación y conformar a los flamantes socios de FIAT– salió de Maranello un F.1 diferente a los habituales. Se lo llamó Ferrari 312 B3 y los periodistas italianos lo bautizaron como Spazzaneve (Quitanieve)…
Tomando como inspiración el Tyrrell 005 que tenían una corta distancia entre ejes y el Lotus 72 que había dominado en los años anteriores, Forghieri creó el B3 con la idea de tener un auto con un centro de gravedad muy bajo y una aerodinámica llevada al extremo para aprovechar aún más los 485 caballos del motor V12. Por eso lo dotó de una carrocería cuadrada y de una enorme trompa que incluía dos conductos NACA abiertos. Aunque su forma era extravagante, la parte frontal fue lo más distintivo y de ahí salió su apodo.
Ferrari 312 B3: Laboratorio de pista
El belga Jacky Ickx y el italiano Arturo Merzario probaron al 312 B3 Spazzaneve en Fiorano, pero el modelo no había nacido para competir, sino para llevar a la práctica algunos conceptos. En todo momento la idea era que estos ensayos fueran un secreto, pero la noticia se filtró y los tifosi se entusiasmaron con verlo en el GP de Italia, que se iba a disputar el 10 de septiembre.
Fue tal la presión que recibió Ferrari que lo registró para la carrera. Sin embargo, se lo retiró a último momento debido a las quejas de los mecánicos, que afirmaban que por su atípica forma tardarían más de ocho horas en cambiarle el motor en caso de ser necesario. Pocas semanas después el proyecto del Spazzaneve quedó archivado. ¿El motivo? Enzo Ferrari decidió transferir a Forghieri a su departamento experimental…
Sandro Colombo, el nuevo jefe del área deportiva, decidió utilizar para 1973 la base del B3, pero con una apariencia más conservadora y un monocasco fabricado en Inglaterra por la empresa TC Prototypes. Colombo nada pudo hacer para revertir la mala racha y su mandato duró lo que un suspiro.
Del Ferrari 312 B3 a la serie T
Forghieri volvió en 1974 a la dirección del equipo, desempolvó los planos de la 312 B3 Spazzaneve, tomó algunos conceptos que había aplicado en ella y creó la mítica serie T que en 1975 le permitió al austríaco Niki Lauda cortar la sequía de títulos del Cavallino Rampante, volver a repetir en 1977 y lograr otra celebración en 1979 con el sudafricano Jody Scheckter.
“La Spazzaneve era un coche muy importante para mí y para Ferrari. Pero siempre estuvo destinado a ser un automóvil experimental. Para mí fue una base para estudiar aerodinámica. Representó un gran cambio en mi mente”, confesó tiempo después Forghieri sobre su creación, que permaneció durante un tiempo en un rincón de la fábrica de Maranello hasta que Ferrari la vendió a un coleccionista.
Desde que salió de la sede de la Scuderia este coche cambió de manos un par de veces. Se lo vio en acción en Gran Premio Histórico de Mónaco de 2006 y también en el Festival de la Velocidad Goodwood de 2010.
Fuente: Automundo