Cuando hablamos de hiperdeportivos modernos el Bugatti Veyron suele dominar nuestro imaginario. con su colosal W16, cuatro turbos y más de 400 km/h de velocidad máxima. Chrysler pudo haber sido una marca capaz de llegar a ese nivel con su Chrysler ME Four Twelve.
Histiria del bólido que no fue
Durante 2004 Chrysler mostró un auto que maravilló a todos los presentes del Auto Show de Detroit, se trataba del concept de un híperdeportivo que era el estandarte de la colaboración entre Daimler y Chrysler, la que muchos en la industria creyeron que sería una de las alianzas más exitosas del mundo.
Tanto Chrysler como Mercedes-AMG habían creado un equipo de trabajo desarrollar este auto y en 12 meses lograron tener gran parte de su estructura base lista. Lo que más llama la atención eran las cifras que querían lograr porque los ingredientes estaban completamente ahí para hacer historia.
Como base estaba el 6.0L V12 de aluminio de Mercedes-Benz que usaban para mover a los Clase S más potentes del momento, que es el mismo que usó Pagani en los Zonda, pero con varias modificaciones para poder ser sobrealimentado por cuatro turbos para lograr 850 caballos.
Todo este poder iría sólo al eje trasero a través de una caja automática de doble embrague de 7 marchas.
El ME Four Twelve era capaz de hacer el 0-96 km/h (0-60 mph) en solo 2.9 segundos, el 0-160 km/h en solo, 6.2 segundos y acabar el cuarto de milla en 10.6 segundos. La velocidad punta se estimaba en 399 km/h. Todo en gran parte por ser un auto ligero, de 1.310 kilos.
Como dato curioso, su nombre viene directamente su mecánica; “ME” hace referencia a Middle Engine o motor central, mientras que los números “Four Twelve” nos hablan de los cuatro turbos y sus 12 cilindros.
Para lograr todas esas cifra, se usó una estructura de monocasco de fibra de carbono y aluminio, y la carrocería también estaba hecha en la misma fibra. Los detalles de hypercar no terminaban ahí, tenía frenos carboncerámicos e incluso aerodinámica activa tanto para bajar velocidad, cómo para darle carga aerodinámica.
El interior de este concept también tenía un diseño increíble para la época con muchos detalles en aluminio, gamuza, cuero y algunas zonas de fibra de carbono expuesta. Incluso contaría con radio con lector de CD y aire acondicionado, recordá que era la era pre pantallas táctiles.
Con todas estas capacidades y materiales los precios no serían nada amigables y se esperaba que su costo rondara los 500.000 dólares, caro, pero aún así era prácticamente la mitad de lo que se pidió por un Bugatti Veyron.
Nubes en el horizonte
A pesar de que todo sonara como una maravilla en ese momento, las malas noticias comenzaban a aparecer. En primera instancia, los análisis de Daimler Chrysler mostraban que sería difícil encontrar a un grupo serio de posibles clientes para justificar todo lo que se necesaria para producir este hiperdeportivo.
Después estaban las tensiones que se comenzaban a generar entre ambas empresas, en las que desacuerdos y políticas internas hacían que se volviera cada vez más compleja la colaboración. Finalmente estaba el hecho de que Daimler y Mercedes habían ya lanzado un superdeportivo de más de 500,000 dólares, el Mercedes-Benz SLR McLaren.
La historia del Chrysler ME Four Twelve pudo ser una de éxito. Se crearon dos modelos, un concept a penas móvil para exhibir en distintos Auto Shows alrededor del mundo, pero también un modelo completamente funcional para continuar con su desarrollo que, incluso algunos periodistas pudieron manejar en un evento especial que realizó la marca en el circuito de Laguna Seca, Estados Unidos.
Desafortunadamente, el tiempo, la política de ambas empresas y otros factores mermaron su siguiente etapa de desarrollo por lo que el Chrysler ME Four Twelve quedó en el olvido.