La electrificación de la industria automotriz está resultando al revés de como se pensaba a inicios de década, con la desaceleración en las ventas de modelos 100% eléctricos, por la que varias marcas retomarán sus desarrollos híbridos y de motores de combustión interna; pero a este problema se suma el de la infraestructura.
En Argentina, aún no contamos con una infraestructura grande para cargar autos enchufables, pero en otros países tanto las marcas como otras empresas invirtieron millones de dólares en el desarrollo de redes de carga pública, para que los usuarios de este tipo de vehículos puedan recorrer mayores distancias, en menos tiempo de lo normal, gracias a la carga rápida.
El problema de estas redes de carga es que, al menos en Estados Unidos, muchos están en estacionamientos o zonas sin vigilancia, lo que comenzó a generar un nuevo tipo de robo: el cable con el que se enchufa el vehículo.
¿Cómo roban los cables?
Si pensabas que los robos de cables sólo pasaban en Argentina, permitime decirte que no: ante la falta de vigilancia y estar en zonas de libre acceso, los ladrones aprovechan para ir con camionetas de carga y enormes alicates para cortar metal. Uno de los individuos va cortando los gruesos cables de recarga y sus cómplices los levantan y los ponen en la caja de la pick-up.
En promedio, estas acciones toman menos de 5 minutos, dejando inhabilitadas todas las estaciones del lugar muy rápidamente, lo que trae otro problema: si una persona tenía planeada una detención en esa zona para recargar el auto, no podrá hacerlo, lo que puede generar costos extra en grúas para mover el auto a otra zona o quedar expuesto a diversas condiciones climáticas, o por qué no, ser objetivo de robos.
¿Por qué roban los cables?
Este delito tiene como objetivo sacar el alambre de cobre de los cables de recarga, ya que en el último año el precio de este metal se elevó en un 25%, llegando a 5,20 dólares por libra (0,45 kilogramos), así que eso ha impulsado a más personas a robar estos cables.
Se calcula que el cobre extraído de uno de estos cables puede representar entre 15 y 20 dólares, que si se suma por la cantidad de unidades que roban de estos centros de recarga, (hay reportes de 18 cables de Tesla robados en una sola ocasión) puede representar hasta 360 dólares de ganancia.
Las autoridades ya trabajan en un plan para reducir la incidencia de robo, aunque tal vez la más efectiva sería poner vigilancia o cerrar estos lugares para que no sean de libre acceso.
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