La caja de cambios se encarga de aprovechar la fuerza del motor para hacerla llegar a las ruedas. Esto no es tan vital en los nuevo vehículos eléctricos, que disponen de casi todo su torque desde el vamos, pero resulta fundamental para los impulsores de combustión, que necesitan subir de vueltas para desarrollar su potencial.
Un ejemplo para entender esto es intentar arrancar una bicicleta en el cambio de relación más dura.
Las cajas de cambios se dividen en dos grupos principales, las que hacen los cambios por nosotros y las que requieren de nuestra intervención. Lo más importante es que ambas difieren absolutamente desde su planteo técnico.
Te invitamos a ver las 5 opciones de cajas que te proponemos (hacendo click en cada foto podés ver una galería de imágenes de cada una). Después de leer la nota comentá cual es tu favorita.
Manual
Necesitan que el conductor maneje el embrague y seleccione la marcha deseada. Su funcionamiento consta un embrague que se encarga de acoplar o desacoplar la entrada de fuerza y dos o tres ejes con engranajes que se acoplan en distintas combinaciones (una por cada cambio) para desmultiplicar (o multiplicar) la fuerza que va hacia las ruedas. Originalmente, pasar de cambios manualmente era una tarea muy complicada, hasta que se inventaron los sincronizadores que se encargan de emparejar la velocidad de los engranajes para que se acoplen suavemente. Esta solución se lo debemos a Cadillac quien la introdujo antes de que nacieran las cajas automáticas.
Automática
También conocidas como epicicloidales ya que los engranajes están dispuestos en forma de un eje central (solar), planetarios y corona externa. Un sistema hidráulico (actualmente controlado electrónicamente) se encarga de frenar los distintos engranajes logrando así el paso de marchas. El acople entre el motor y la caja es mediante el convertidor de par, un sistema hidráulico sellado con dos turbinas, donde la que viene del motor acelera el fluido haciendo girar la otra, como un ventilador encendido puede hacer girar a otro apagado, si se los enfrenta. Así se obtiene un acople suave, pero muy poco eficiente comparado con la unión sólido de un embrague.
Manumática o robotizada
Bajo este nombre agrupamos el tipo de cajas cuyo principio de funcionamiento es como el de las manuales, pero que pueden pasar cambios automáticamente. Esto se logra mediante actuadores eléctricos o hidráulicos controlados por una central electrónica que liberan al conductor de la responsabilidad de mover el embrague y la palanca. Estas transmisiones son más eficientes que las epicicloidales, pero sufren de tirones en el paso de cambios.
Doble embrague
El problema de los tirones es resuelto en las cajas de doble embrague como la DSG de Volkswagen que utilizan dos ejes, uno dentro del otro, cada uno acoplado a su respectivo embrague. Así se logra un paso de cambios es tan veloz que se torna casi imperceptible, aumentando también la eficiencia.
CVT
Esta es una caja automática pero que en lugar de engranajes utiliza una correa o cadena y dos poleas cuyo diámetro es variable, logrando así todo tipo de relación en forma continua, sin saltos entre cambios. Si bien su eficiencia es increíble, no pueden soportar grandes cantidades de torque y suelen ser rumorosas, por eso no se utilizan en motores grandes.
Secuencial
Aquí podemos incluir cajas manuales robotizadas, de uno o dos embragues, CVT y epicicloidales. La diferencia está en que suman controles manuales secuenciales, ya sea por palanca tipo joystick o con levas en el volante, que permiten al conductor elegir que marcha desea que engrane la caja. El primer ejemplo fue el Tiptronic desarrollado por Porsche.