La séptima generación del Volkswagen Golf por fin llegó a nuestro país y la expectativa generada en sus potenciales clientes se vio reflejada en la demanda, que superó ampliamente la oferta y provocó varias “avivadas” de algunos concesionarios, que al día de hoy piden un precio mucho más elevado que el que figura en la lista suministrada por Volkswagen Argentina. La empresa declaró que no tiene control de los precios que ponen las agencias, y si nos ponemos a hablar de culpas, buena parte de la responsabilidad recae en quienes están dispuestos a pagar hasta $60.000 de más sólo por tener un Golf antes que nadie.
Si sos un lector frecuente de Autocosmos, ya habrás visto que durante su presentación oficial en la provincia de Salta probamos la versión Trendline, (entrada de gama) con motor de 1.6L y 16V, asociado a una caja de 5 marchas. Ahora nos pusimos tras el volante del Golf Comfortline, que se encuentra un escalón más abajo que el tope de gama (Highline) pero que ya cuenta con el ponderado 1.4L TSI y la opción de asociarlo a una caja DSG de 7 velocidades.
Como te dijimos recién, la versión que probamos cuenta con una caja doble embrague de 7 marchas emparentada a un motor de 1.4L con turbo, inyección directa y 16 válvulas, el cual entrega 140 CV en el rango de las 4.500 a 6.000 rpm y un sorprendente torque de 250 Nm entre las 1.500 y 3.000 rpm.
En el apartado de la seguridad, el Golf VII busca ser un referente en el segmento ofreciendo en toda su gama 7 airbags (conductor y acompañante, de cortina, laterales delanteros y de rodilla para el conductor) los cuales, sumados a su control de estabilidad, tracción, frenos ABS y a una estructura que gana en rigidez, lo hacen merecedor de la máxima puntuación de LatinNCAP, con 5 estrellas tanto para los adultos como para los niños.
El apartado más subjetivo de la prueba. En lo personal, me parece uno de los Golf mejor logrados en su historia (sin contar las versiones especiales y los GTI) con líneas más afiladas, que nos transmiten esa extraña mixtura entre prestigio y agresividad. Claro que entre sus detractores están los que lo señalan como “un Volkswagen más”, ya que al adoptar el lenguaje de diseño propio de la marca, un ojo distraído puede confundírselo de frente con algún otro vehículo de la gama. Igualmente, por más que no tengas la vista entrenada, apenas veas al Golf desde un costado o alejándose lo vas a poder identificar fácilmente.
En la versión probada las llantas de aleación de aluminio de 16” (en nuestra unidad la rueda de auxilio era idéntica al resto) contrastan perfectamente con la carrocería negra, efecto que se acrecienta en la versión Highline, con ruedas de 17”. En el frente encontramos también luces antiniebla, que tal como sucede en el Vento y en la nueva Suran, se activan hacia donde giremos el volante, para oficiar como luces de asistencia en curva.
Los materiales y encastres, como sucede en la mayoría de los autos provenientes de México, son de muy buena calidad, con plásticos blandos al tacto y buenos encastres, que si bien no llegan a la precisión que muestra el homónimo modelo alemán en sus juntas, hacen quedar muy bien a los obreros aztecas.
Con respecto a su equipamiento, se diferencia de la versión Trendline agregando sensores de estacionamiento delanteros y traseros, (con una visualización muy práctica en la pantalla central) climatizador bi-zona, sensor de lluvia y los mencionados faros antiniebla delanteros. Si hablamos del infoentretenimiento, tenemos una pantalla táctil de 5.8” en el centro del tablero desde donde accedemos a las funciones de audio, sincronización con el smartphone y también a la información del vehículo. Como detalle “geek”, esta pantalla cuenta con un sensor que detecta la cercanía de nuestra mano y despliega los botones para tener un acceso más cómodo a las funciones.
Y aquí llega la parte criticable: esta pantalla, de gran calidad en su interfaz, despliegue y animaciones, a veces nos resultó un tanto lenta, con pequeñas asperezas en su fluidez. Eso es algo que pasa desapercibido una vez que nos acostumbramos, pero lo que siempre vamos a sentir y extrañar es la inexplicable ausencia de un navegador satelital, que en esta pantalla se podría lucir, tal como lo hace en vehículos de segmentos inferiores como la Volkswagen Suran. Otro elemento de equipamiento que brilla por su ausencia es el control de velocidad crucero, pero en este caso, quienes adquieran la versión Highline podrán disfrutarlo.
Si la industria automotriz fuera un estado totalitario y yo su presidente, haría obligatorio el uso de esta caja DSG para todos los autos que se hagan llamar automáticos. La suavidad imperceptible del paso de cambios y la forma de aprovechar cada Nm de torque la convierten en una joya por la que vale la pena pagar un extra, y eso que en lo personal siempre me inclino por los autos de transmisión manual.
Las 7 velocidades permiten que el motor trabaje relajado; nos hemos encontrado transitando por una avenida a 50 Km/h “peinando” el acelerador y en 6ta marcha, con el motor casi a ralentí. En ruta, a 130 Km/h de velocímetro (122 Km/h de GPS) el motor trabaja a 2.500 rpm, mientras que a 120 Km/h de velocímetro (113 Km/h de GPS) el régimen baja hasta las 2.250 rpm, una cantidad de vueltas impensada para un 1.4 L a esa velocidad.
Todo esto repercute favorablemente en el consumo que, según la computadora de a bordo, nunca sobrepasó los 6L/100 Km viajando a 120 Km/h, llegando en los tramos perfectamente planos a marcar un promedio de 5.5L/100 Km. En la ciudad, el sistema Start & Stop ayuda a contener la cifra en los 10L/100 Km, que puede llegar a los 12L/100 Km si somos toscos con el acelerador.
Tanto la aceleración como el frenado son superlativos, los 140 CV son sabiamente trasladados al piso por la caja DSG y la suspensión independiente, tipo McPherson adelante y multibrazo atrás (la versión base, Trendline, tiene suspensión trasera por brazos arrastrados con barra de torsión) que le dan al vehículo ese equilibrio perfecto entre confort y dinamismo, una marca registrada del Golf a lo largo de su historia.
Conclusiones
El nuevo Volkswagen Golf Comfortline 1.4 TSI DSG ofrece un equilibrio magistral entre confort, dinamismo y consumo, con una buena habitabilidad y un matrimonio mecánico que resulta un deleite tanto en ciudad como en ruta. Sus aspectos negativos quizás sean fruto del recorte que Volkswagen Argentina tuvo que hacerle para que no esté incluido en el impuesto al lujo, como el hecho de privarlo del sistema de navegación satelital. En cuanto al resto, como mencionamos al principio de la prueba, su aspecto exterior enamorará a los que gustan de las líneas de la marca, pero no provocará mayores emociones al resto.
Si la marca logra ingresar más vehículos para satisfacer la demanda y los compradores dejan de pagar los precios ficticios que piden los intermediarios, seguramente estaremos ante uno de los vehículos con mejor relación calidad-prestaciones-precio del mercado.