Dara Khosrowshahi, CEO de Uber, admitió que la firma sufrió un hackeo el año pasado, durante el cual fueron sustraídos los datos de 57 millones de usuarios y más de medio millón de conductores. El robo de datos aconteció desde los servidores de Amazon Cloud Service en octubre de 2016. Uber mantuvo un año en secreto este hackeo, y además pagó USD 100.000 para que los hackers borraran la información obtenida y no la vendieran en la deep web.
De acuerdo con Uber, la información relacionada con las formas de pago, números de tarjetas y bancos nunca se vio comprometida. Sí había correos electrónicos, nombres completos, números de teléfono y licencias de conducir de más de 600.000 conductores, al igual que las contraseñas de los usuarios afectados. Khosrowshahi prometió que este percance no volvería a suceder y que se tomarían las medidas necesarias para asegurarse de ello por medio de un cifrado.
El principal problema que enfrenta ahora Uber es la obligación legal de informar sobre la violación de seguridad. En lugares como Illinois y California fue presentada una demanda colectiva contra la plataforma por no haber divulgado la información sobre el hackeo oportunamente.
Por otro lado, la Comisión Federal de Comercio de EE.UU. también podría tomar medidas, ya que en agosto sancionó a Uber por violar sus políticas de privacidad y la plataforma aceptó ser auditado durante 20 años para evitar cargos por no monitorear el acceso de sus empleados a los datos de clientes. Con el asunto del hackeo, el organismo podría cambiar la posición de la comisión respecto a las políticas de la compañía...