Los fabricantes de microchips no están pudiendo satisfacer la demanda de las terminales automotrices a nivel global, provocando una escasez que está causando varios dolores de cabeza. Para hacerle frente a esto las estrategias son múltiples, desde volver a lo analógico hasta suspender la producción.
¿Y por casa cómo andamos?
Hace rato que estamos viendo noticias sobre la escasez de chips en todo el mundo, pero nada se habla de lo que pasa con la industria nacional. Por eso consultamos con las principales terminales para saber cómo se estaban manejando, y si bien no pudieron darnos declaraciones oficiales sino que todo fue off-the-record, agradecemos a las marcas por brindarnos información sobre este tema tan sensible para la industria. Esto es lo que pudimos saber.
Hoy está todo bien, mañana no se sabe
Todas las marcas coinciden que la situación en Argentina por el momento es calma, no hubo que suspender producción ni nada raro, pero nadie puede asegurar que las cosas se mantengan así si este problema persiste. La mala noticia es que todo indica que sí, ya que según estimaciones, el faltante de chips seguirá al menos hasta 2022.
Tenemos una ventaja con respecto a Brasil
Argentina no es un país donde se fabrican vehículos de entrada y volumen, sino que es una industria más especializada hacia las pick-ups y vehículos con alto valor agregado. Esto es una ventaja con respecto a Brasil, que necesita más chips porque fabrica más autos.
La articulación con autopartistas es vital
El trabajo conjunto entre proveedores, casas matrices y personal encargado está siendo muy intenso. Todos los fabricantes están afectados y lo mejor que pueden hacer es realizar un esfuerzo para abastecerse y no mermar la producción.
Si hay problemas, hay adaptación (y prioridades)
Ya vimos que en otras partes del mundo las marcas están optando por volver a los instrumentales analógicos o hasta entregar los autos sin los dichosos chips, con la promesa de instalarlos cuando haya disponibles. Esto también podría ocurrir en Argentina, y llegado el caso de que existan faltantes, las marcas pueden optar por instalarlos en los modelos más recientes o con mayor importancia para la empresa y relegar otros.
Se puede retrasar el impacto, pero no evitarlo
Hoy en día es imposible pensar un auto sin chips involucrados. Se pueden realizar muchos esfuerzos para retrasar el impacto de la escasez, pero si se extiende como está previsto, tarde o temprano llegará. Lo bueno es que a diferencia de otros imprevistos, las marcas en Argentina ya están al tanto de la situación y trabajando para que el dolor de cabeza quede en las fábricas y no en los consumidores.
Esperemos que tengamos que dar pocas malas noticias y que este problema se solucione lo antes posible.