Luego de varias amenazas y malestares, finalmente la Unión Europea, EE.UU. e incluso Turquía decidieron arancelar autos y partes de modelos electrificados (como baterías) producidas en China.
A simple vista puede parecer que estas barreras impositivas tendrían motivaciones en la gran ventaja que tiene el gigante asiático en este tipo de vehículos, tanto por desarrollo, como por costos, incluyendo la economía de escala que le da su inmenso volumen de producción; sin embargo, la principal acusación es otra y una investigación revela que es ultra millonaria.
China invirtió 230.800 millones de dólares en sus autos eléctricos
Según el CSIS (Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales) solo entre 2009 y 2023 China invirtió alrededor de 230.8000 mil millones de dólares en su industria automotriz dedicada a producir autos y piezas de modelos eléctricos.
La inversión se realiza de diversas maneras, ya sea como financiamiento para infraestructura como incentivos financieros, y especialmente en investigación y desarrollo, tanto para las automotrices como proveedores como CATL, empresa de tecnología dedicada especialmente a la producción de baterías.
Según CSIS el número estimado podría ser mucho mayor, aunque con ese valor base supera ampliamente lo hecho por gobiernos como el de EE.UU. en préstamos (Tesla, por ejemplo, recibió ayudas del Estado) e incentivos fiscales como reducción de impuestos.
El resultado final es que China no solo produce vehículos electrificados mucho más baratos que el resto del mundo, sino que, debido a tantos incentivos tuvo una proliferación desmedida de su industria lo que redundó en la necesidad de salir a exportar ante la saturación del mercado interno.
¿Habrá logrado China la supremacía en autos eléctricos o se habrá metido en un problema por sobre incentivar su industria?
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